Que los niños comprendan que la paz es fruto del amor y por lo tanto, de la unidad en la familia.
Queridos niños: todas las personas de una y otra manera buscamos la paz. La paz debe nacer del corazón de cada uno para que haya paz en las familias, en las naciones, en el mundo.
- ¿He escrito en el cuaderno de I.M. los misterios gozosos y los he aprendido bien? - ¿He rezado durante la semana los misterios gozosos pidiendo a la Virgen María, por la paz en el mundo?
Virgen Maria: tu que animaste en la fe y la esperanza a los apóstoles, después de que Jesús subió al cielo, anímanos para que nos mantengamos unidos y enséñanos a orar para recibir esa paz que viene como regalo del Espíritu Santo para que llevemos amor a los demás y sembremos la paz en nuestras familias y en nuestra sociedad. Amen.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, cuidando por turno los rebaños. Un ángel del Señor se les presentó. La gloria de Dios los envolvió de resplandor y ellos se atemorizaron. El ángel les dijo: -No teman, Les doy una buena noticia, una alegría grande para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor. Y aquí tienen la señal: encontraran un niño envuelto en panales y acostado en un pesebre. Al instante se junto al ángel una multitud del ejercito celeste, que alababan a Dios diciendo: ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!
-¿A quienes envolvió la gloria de Dios? -¿Qué noticia les dio el ángel a los pastores? -¿Cuál era la señal por la cual encontrarían los pastores al Mesías? -¿Con qué palabras alababan a Dios los ángeles del cielo? En nuestro tiempo, todavía se desconoce que la alegría de Dios ya ha llegado a nosotros y que la paz esta delante de la puerta esperando que le abran. ¿Por qué no le abrimos las puertas a la paz? Porque esto exige un cambio de mentalidad: perdonar, olvidar las ofensas, acercarse al mas pobre y necesitado, tender la mano para compartir, dejar el orgullo, la prepotencia, los deseos de poder y el querer estar por encima de los otros. La alegría trae paz y la paz, alegría. Lo primero que debemos hacer es abrirle nuestro propio corazón a la alegría que es Jesús y con la alegría entrará la paz y Jesús nos impulsará a comunicar y a sembrar esta paz a los que nos rodean: nuestros familiares y amigos. El Papa nos dice que: Hay circunstancias en la vida de la gente que ayudan a dar un nuevo impulso a la propagación del Rosario. Principalmente porque necesitamos implorar de Dios el don de la paz. El Rosario ha sido propuesto muchas veces por los Papas anteriores y por mi mismo como oración por la paz. Al inicio de un milenio que se ha abierto con las horrorosas escenas del atentado del 11 de septiembre de 2001 y que ve cada día en muchas partes del mundo nuevos episodios de sangre y violencia, promover el Rosario significa sumirse en la contemplación del misterio de Aquel que << es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad>> (Ef 2, 14). No se puede, pues, rezar el Rosario y no sentir que tenemos el compromiso concreto de servir a la paz, pidiendo que haya paz, con particular atención, en la tierra de Jesús, lugar por el que sentimos cariño todos los cristianos. Otro ambiente muy importante de nuestro tiempo, que necesita una urgente atención y oración, es la familia, célula de la sociedad, amenazada cada vez mas por fuerzas que la desunen y desbaratan, tanto a nivel de ideas como a nivel practico. Todas estas amenazas contra la familia producen temor porque su futuro se ve amenazado y con ella, el futuro de toda la sociedad. La Iglesia, al organizar la pastoral familiar, debe preocuparse por animar a las familias a que recen el Rosario ya que es una ayuda eficaz para mantener la unidad familiar y hacer frente a los efectos desoladores de esta crisis que actualmente sufrimos.
Cada uno de los niños expondrá su actividad ante el resto del grupo.
El catequista invitará a los niños a sentarse en el suelo formando una rueda y que cada uno ponga delante su hoja de papel con el dibujo de la estrella. Se iniciará la celebración con un canto a la Virgen Maria. Seguidamente, les dice a los niños que escriban en el centro de la estrella: MI FAMILIA. En cada una de las puntas de la estrella se escribirá una petición por alguna necesidad de la propia familia. Cuando todos hayan escrito sus peticiones el catequista invitara a decir una sola de ellas. Se terminara la celebración recitando el Padrenuestro y el Avemaría.
-Rezar a la Virgen María, cada día, por las necesidades de la propia familia. -Ayudar en la casa en algo que no te pidan que lo hagas pero que tú puedes hacer. |
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