LA CONFIRMACIÓN ES EL SACRAMENTO DE LA “EDAD PERFECTA”
El Bautismo es el sacramento del nacimiento a la vida espiritual, que hace del hombre un "niño" en la vida de la gracia. La Confirmación lleva a cabo el crecimiento espiritual que hará del niño recién nacido un "adulto", un hombre perfecto llegado a la plena estatura de Cristo (ver Ef. 4,13). Santo Tomás, en analogía con el crecimiento físico, considera la Confirmación como sacramento del crecimiento espiritual, a diferencia del Bautismo que es el nacimiento espiritual. El Bautismo confiere la vida divina, para que podamos vivir en ella. La Confirmación proporciona "la madurez de esta vida divina". Santo Tomás la llama "la edad perfecta". Pero debemos entender qué significa esta madurez en el orden de la vida sobrenatural.Si hablamos de la Confirmación como del "sacramento de la madurez cristiana", es preciso, sin embargo, no confundir la edad adulta de la fe con la edad adulta del crecimiento natural, ni olvidar que la gracia bautismal es una gracia de elección gratuita e inmerecida que no necesita una "ratificación" para hacerse efectiva13. Santo Tomás de Aquino lo enseña: "La edad del cuerpo no constituye un prejuicio para el alma. Así, incluso en la infancia, el hombre puede recibir la perfección de la edad espiritual de que habla la Sabiduría (4,8):«la vejez honorable, no es la que dan los muchos días, no se mide por el número de los años». Así numerosos niños, gracias a la fuerza del Espíritu Santo que habían recibido, lucharon valientemente y hasta la sangre por Cristo
Juan Pablo II hablando a un grupo de obispos dijo: "14. Así podemos entender que este sacramento se llama Confirmación, primero de todo, por lo que Dios realiza en el fiel: consumando y perfeccionando lo que recibió en el Bautismo. La vida natural madura mediante su propio desarrollo biológico; la vida moral lo hace mediante el ejercicio humano de la facultad moral, cuyo resultado es la virtud; la vida sobrenatural de la gracia sólo puede llegar a su "madurez" mediante un don divino, precisamente el Espíritu Santo, que consuma y lleva a la madurez todo lo que Dios, el Creador y Redentor, ha hecho. Para llegar a ser cristianos maduros hay que recibir y acoger el Espíritu Santo. Sólo por la fuerza del Espíritu Santo podremos desarrollarnos como cristianos y como Iglesia de Cristo. El cristiano no participa plenamente del Señor hasta el momento de su recepción del Espíritu Santo. Por esta razón la Confirmación es llamada perfección y consumación del Bautismo. Este es el sentido de la edad perfecta, de la madurez de la vida espiritual plenamente armada para actuar. El fiel que participa en la muerte y en la resurrección de Cristo, por el Bautismo, y en la recepción del Espíritu por la Confirmación, es decir, el que está bautizado y confirmado, es plenamente constituido como persona cristiana."Los Pastores deben insistir en el lazo profundo que une la Confirmación con el Bautismo, considerarla como parte integrante de la Iniciación Cristiana, y no como un suplemento facultativo, considerarla como el don de Dios que perfecciona al cristiano y al apóstol, sin reducirla a una nueva profesión de fe o a un compromiso más grande, que podrían encontrar lugar en diversas etapas de la vida; sobre todo hay que evitar el reservarla para una élite"15. El Bautismo se conecta con la Pascua de Cristo, el nacimiento a la vida nueva. La Confirmación tiene un parentesco con Pentecostés, la donación del Espíritu. Es un mismo y único movimiento. Como también Pascua y Pentecostés, aunque se celebre en dos fiestas, es un único acontecimiento: porque el mismo Cristo, que en Pascua aparece como vivificado por el Espíritu, en Pentecostés se nos revela como el dador del Espíritu a los suyos. El Bautismo hace visible más bien la inserción en la Pascua de Cristo. La Confirmación, la donación del Espíritu y la misión eclesial. Como la Pascua encuentra su complemento en Pentecostés, del mismo modo el sacramento del Bautismo se completa con el de la Confirmación
Juan Pablo II hablando a un grupo de obispos dijo: "14. Así podemos entender que este sacramento se llama Confirmación, primero de todo, por lo que Dios realiza en el fiel: consumando y perfeccionando lo que recibió en el Bautismo. La vida natural madura mediante su propio desarrollo biológico; la vida moral lo hace mediante el ejercicio humano de la facultad moral, cuyo resultado es la virtud; la vida sobrenatural de la gracia sólo puede llegar a su "madurez" mediante un don divino, precisamente el Espíritu Santo, que consuma y lleva a la madurez todo lo que Dios, el Creador y Redentor, ha hecho. Para llegar a ser cristianos maduros hay que recibir y acoger el Espíritu Santo. Sólo por la fuerza del Espíritu Santo podremos desarrollarnos como cristianos y como Iglesia de Cristo. El cristiano no participa plenamente del Señor hasta el momento de su recepción del Espíritu Santo. Por esta razón la Confirmación es llamada perfección y consumación del Bautismo. Este es el sentido de la edad perfecta, de la madurez de la vida espiritual plenamente armada para actuar. El fiel que participa en la muerte y en la resurrección de Cristo, por el Bautismo, y en la recepción del Espíritu por la Confirmación, es decir, el que está bautizado y confirmado, es plenamente constituido como persona cristiana."Los Pastores deben insistir en el lazo profundo que une la Confirmación con el Bautismo, considerarla como parte integrante de la Iniciación Cristiana, y no como un suplemento facultativo, considerarla como el don de Dios que perfecciona al cristiano y al apóstol, sin reducirla a una nueva profesión de fe o a un compromiso más grande, que podrían encontrar lugar en diversas etapas de la vida; sobre todo hay que evitar el reservarla para una élite"15. El Bautismo se conecta con la Pascua de Cristo, el nacimiento a la vida nueva. La Confirmación tiene un parentesco con Pentecostés, la donación del Espíritu. Es un mismo y único movimiento. Como también Pascua y Pentecostés, aunque se celebre en dos fiestas, es un único acontecimiento: porque el mismo Cristo, que en Pascua aparece como vivificado por el Espíritu, en Pentecostés se nos revela como el dador del Espíritu a los suyos. El Bautismo hace visible más bien la inserción en la Pascua de Cristo. La Confirmación, la donación del Espíritu y la misión eclesial. Como la Pascua encuentra su complemento en Pentecostés, del mismo modo el sacramento del Bautismo se completa con el de la Confirmación
LA CONFIRMACIÓN ES EL SACRAMENTO QUE COMPLETA EL BAUTISMO
"La Confirmación perfecciona la gracia bautismal
La Confirmación completa la obra de la iniciación cristiana
En la tercera fórmula de las renuncias bautismales el Obispo le dice a los confirmandos:
"La Confirmación, como el Bautismo del que es la plenitud, sólo se da una vez. La Confirmación, en efecto, imprime en el alma una marca espiritual indeleble, el «carácter», que es el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con el sello de su Espíritu revistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su testigo""9."revistiendo del Espíritu Santo" la fe profesada en el Bautismo10. "Por medio de la Confirmación el Espíritu Santo completará en ustedes la obra del Bautismo. Así serán cristianos perfectos"11. La Confirmación es la perfección, la consumación del Bautismo. Se da un crecimiento de la gracia. Lo que se nos ha dado en el Bautismo, es fortalecido en la Confirmación. Bautismo y Confirmación son, de alguna manera, como el nacimiento y el crecimiento. Bautismo y Confirmación son dos momentos de un único movimiento bajo la acción incesante del Espíritu: la Confirmación consolida y perfecciona lo que el Bautismo ha dado ya en germen. Como toda vida, también la vida cristiana comenzada en el Bautismo tiene que crecer y madurar. Este proceso de crecimiento es fruto de la Confirmación. El sacramento de la Confirmación fortalece y perfecciona la gracia del Bautismo. La Confirmación está en íntima relación con el Bautismo y robustece, y perfecciona el fundamento puesto en el Bautismo. Confirmación quiere decir fortalecimiento. La fuerza para la vida cristiana que nace del Bautismo, nos la proporciona un segundo sacramento: la Confirmación. Por el Bautismo nacemos a la vida sobrenatural; esta vida se fortalece con la Confirmación. Es el sacramento del crecimiento y del desarrollo. En el Bautismo se nos da la fe. La Confirmación nos da el valor y la fuerza para vivirla y confesarla. El Bautismo nos hace hijos de Dios y miembros de la Iglesia. El sacramento de la Confirmación lleva todo esto a su plenitud. El sacramento de la Confirmación es el desarrollo, y la plenificación del Bautismo: es la confirmación del Bautismo. La Confirmación es plenitud y perfección del cristiano, le proporciona gracias, sin las cuales quedaría incompleto su desarrollo espiritual. No recibir el sacramento de la Confirmación es condenarse a permanecer en una especie de infantilismo espiritual, es exponerse a quedar desarmado en el combate. Es también privarse en la otra vida de la perfección de la gloria a que cada uno está llamado. Por eso Santo Tomás de Aquino no duda en decir que en caso de peligro de muerte debe administrarse la Confirmación incluso a los niños más pequeños, para que en la gloria celestial no se vean privados de esta suprema perfección. Como en el Bautismo, también en el sacramento de la Confirmación se imprime en el alma un carácter especial. Por ello, la Iglesia Católica afirma que la Confirmación no puede repetirse, se recibe una sola vez.
La Confirmación completa la obra de la iniciación cristiana
En la tercera fórmula de las renuncias bautismales el Obispo le dice a los confirmandos:
"La Confirmación, como el Bautismo del que es la plenitud, sólo se da una vez. La Confirmación, en efecto, imprime en el alma una marca espiritual indeleble, el «carácter», que es el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con el sello de su Espíritu revistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su testigo""9."revistiendo del Espíritu Santo" la fe profesada en el Bautismo10. "Por medio de la Confirmación el Espíritu Santo completará en ustedes la obra del Bautismo. Así serán cristianos perfectos"11. La Confirmación es la perfección, la consumación del Bautismo. Se da un crecimiento de la gracia. Lo que se nos ha dado en el Bautismo, es fortalecido en la Confirmación. Bautismo y Confirmación son, de alguna manera, como el nacimiento y el crecimiento. Bautismo y Confirmación son dos momentos de un único movimiento bajo la acción incesante del Espíritu: la Confirmación consolida y perfecciona lo que el Bautismo ha dado ya en germen. Como toda vida, también la vida cristiana comenzada en el Bautismo tiene que crecer y madurar. Este proceso de crecimiento es fruto de la Confirmación. El sacramento de la Confirmación fortalece y perfecciona la gracia del Bautismo. La Confirmación está en íntima relación con el Bautismo y robustece, y perfecciona el fundamento puesto en el Bautismo. Confirmación quiere decir fortalecimiento. La fuerza para la vida cristiana que nace del Bautismo, nos la proporciona un segundo sacramento: la Confirmación. Por el Bautismo nacemos a la vida sobrenatural; esta vida se fortalece con la Confirmación. Es el sacramento del crecimiento y del desarrollo. En el Bautismo se nos da la fe. La Confirmación nos da el valor y la fuerza para vivirla y confesarla. El Bautismo nos hace hijos de Dios y miembros de la Iglesia. El sacramento de la Confirmación lleva todo esto a su plenitud. El sacramento de la Confirmación es el desarrollo, y la plenificación del Bautismo: es la confirmación del Bautismo. La Confirmación es plenitud y perfección del cristiano, le proporciona gracias, sin las cuales quedaría incompleto su desarrollo espiritual. No recibir el sacramento de la Confirmación es condenarse a permanecer en una especie de infantilismo espiritual, es exponerse a quedar desarmado en el combate. Es también privarse en la otra vida de la perfección de la gloria a que cada uno está llamado. Por eso Santo Tomás de Aquino no duda en decir que en caso de peligro de muerte debe administrarse la Confirmación incluso a los niños más pequeños, para que en la gloria celestial no se vean privados de esta suprema perfección. Como en el Bautismo, también en el sacramento de la Confirmación se imprime en el alma un carácter especial. Por ello, la Iglesia Católica afirma que la Confirmación no puede repetirse, se recibe una sola vez.
La confirmacion es la plenitud del bautismo
LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA. El Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía son los sacramentos de la iniciación cristiana. La Confirmación pertenece a la iniciación cristiana. No es un sacramento autónomo, independiente, sino que está en relación con el Bautismo
Este carácter de iniciación fue destacado por el Concilio Vaticano II, como un aspecto importante para la renovación de la liturgia de la Confirmación, cuando ordenó revisar "
Porque mediante ellos "3 y la Eucaristía4. La Confirmación es una etapa de un único itinerario de la iniciación cristiana, que completa y perfecciona al Bautismo. también el rito de la Confirmación, para que aparezca más claramente la íntima relación de este sacramento con toda la iniciación cristiana"5. ¿Por qué los llamamos sacramentos de la iniciación cristiana? se ponen losfundamentos de toda vida cristiana"6: so mos hechos cristianos. Cristo edifica su Iglesia. "el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse" (Hech. 2,47). el conjunto de ritos sacramentales que hacen del cristiano un hombre perfecto. En este sentido la iniciación conduce a la perfección. Cuando la iniciación concluye, sólo entonces se llega a ser perfecto. La iniciación del cristiano no concluirá, por tanto, sino cuando una nueva efusión del Espíritu Santo, el sacramento de la Confirmación, habrá hecho de él un hombre adulto en la vida espiritual y, digámoslo también, cuando habrá sido admitido a participar por la Comunión Eucarística en el Cuerpo del Señor. De manera que la iniciación cristiana forma un todo, e incluye los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. "Con el Bautismo y la Eucaristía, el sacramento de la Confirmación constituye el conjunto de los «sacramentos de la iniciación cristiana», cuya unidad debe ser salvaguardada. Es preciso, pues, explicar a los fieles que la recepción de este sacramento es necesaria para la plenitud de la gracia bautismal"7. Para ser considerado plenamente miembro de la Iglesia, no basta el Bautismo. Hace falta pasar por todo el camino de la iniciación cristiana, que incluye los tres sacramentos. Por el Bautismo entramos en la comunidad de fe, somos hijos de Dios y miembros de su familia. Por la Confirmación somos fortificados. Por la Eucaristía (la «Primera Comunión») participamos plenamente del Pan de Vida que es Cristo.
La Constitución Apostólica del Papa Pablo VI sobre la Confirmación establece este proceso unitario de la iniciación entre los tres sacramentos: "La participación de la naturaleza divina otorgada a los hombres mediante la gracia de Cristo, comporta cierta analogía con el origen, desarrollo y sustento de la vida natural. Nacidos a la vida nueva por el Bautismo, los fieles han sido fortificados por el sacramento de la Confirmación y son alimentados en la Eucaristía con el pan de la Vida eterna. Así por estos sacramentos de la iniciación cristiana reciben cada vez más las riquezas de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad"8
Este carácter de iniciación fue destacado por el Concilio Vaticano II, como un aspecto importante para la renovación de la liturgia de la Confirmación, cuando ordenó revisar "
Porque mediante ellos "3 y la Eucaristía4. La Confirmación es una etapa de un único itinerario de la iniciación cristiana, que completa y perfecciona al Bautismo. también el rito de la Confirmación, para que aparezca más claramente la íntima relación de este sacramento con toda la iniciación cristiana"5. ¿Por qué los llamamos sacramentos de la iniciación cristiana? se ponen losfundamentos de toda vida cristiana"6: so mos hechos cristianos. Cristo edifica su Iglesia. "el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse" (Hech. 2,47). el conjunto de ritos sacramentales que hacen del cristiano un hombre perfecto. En este sentido la iniciación conduce a la perfección. Cuando la iniciación concluye, sólo entonces se llega a ser perfecto. La iniciación del cristiano no concluirá, por tanto, sino cuando una nueva efusión del Espíritu Santo, el sacramento de la Confirmación, habrá hecho de él un hombre adulto en la vida espiritual y, digámoslo también, cuando habrá sido admitido a participar por la Comunión Eucarística en el Cuerpo del Señor. De manera que la iniciación cristiana forma un todo, e incluye los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. "Con el Bautismo y la Eucaristía, el sacramento de la Confirmación constituye el conjunto de los «sacramentos de la iniciación cristiana», cuya unidad debe ser salvaguardada. Es preciso, pues, explicar a los fieles que la recepción de este sacramento es necesaria para la plenitud de la gracia bautismal"7. Para ser considerado plenamente miembro de la Iglesia, no basta el Bautismo. Hace falta pasar por todo el camino de la iniciación cristiana, que incluye los tres sacramentos. Por el Bautismo entramos en la comunidad de fe, somos hijos de Dios y miembros de su familia. Por la Confirmación somos fortificados. Por la Eucaristía (la «Primera Comunión») participamos plenamente del Pan de Vida que es Cristo.
La Constitución Apostólica del Papa Pablo VI sobre la Confirmación establece este proceso unitario de la iniciación entre los tres sacramentos: "La participación de la naturaleza divina otorgada a los hombres mediante la gracia de Cristo, comporta cierta analogía con el origen, desarrollo y sustento de la vida natural. Nacidos a la vida nueva por el Bautismo, los fieles han sido fortificados por el sacramento de la Confirmación y son alimentados en la Eucaristía con el pan de la Vida eterna. Así por estos sacramentos de la iniciación cristiana reciben cada vez más las riquezas de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad"8
Confirmacion
La confirmación es uno de los sacramentos que administra la Iglesia Católica
Está considerado entre los sacramentos de iniciación cristiana siendo recibido en segundo lugar (tras el Bautismo) o en cuarto (tras la Penitencia y la Eucaristía) en la Iglesia cristiana, sacramento por el que las personas bautizadas se integran de forma plena como miembros de la comunidad.
Respuestas