TEMA 12. LOS VALORES DEL CUIDADO DE LA CREACIÓN

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TEMA 12. LOS VALORES DEL CUIDADO DE LA CREACIÓN

Respeto a la creación, ecología cristiana.

Objetivos

  • Ver en la Creación el regalo que Dios nos ha dado.
  • Respetar la Creación mediante el cuidado de todos sus elementos.
  • Aprovechar los bienes de la naturaleza de manera razonable y con la responsabilidad de heredarlos a las futuras generaciones.

1. Oración

“Bendiga la tierra al Señor, cántenlo y ensálcenlo por los siglos.
Bendigan al Señor cuanto brota en la tierra, cántenlo y ensálcenlo por los siglos.
Bendigan, mares y ríos, al Señor, cántenlo y ensálcenlo por los siglos.
Bendigan, todas las aves del cielo, al Señor, cántenlo y ensálcenlo por los siglos.
Bendigan todas las bestias y ganados al Señor, cántenlo y ensálcenlo por los siglos.
Bendigan, hijos de los hombres, al Señor, cántenlo y ensálcenlo por los siglos”
 (Da 3,74).

2. Lectura bíblica

“Entonces dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, según nuestra semejanza, para que dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo, los ganados, las bestias salvajes y los reptiles de la tierra. Y creó Dios al ser humano a su imagen; a imagen de Dios los creó; varón y mujer los creó. Y los bendijo Dios diciéndoles: Crezcan y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven por la tierra. Y añadió: Les entrego todas las plantas que existen sobre la tierra y tienen semilla para ser sembradas; y todos los árboles que producen frutos con su semilla les servirán de alimento…. Y así fue. Vio entonces Dios todo lo que había hecho, y todo era muy bueno” (Gen 1, 26-31).

3. Desarrollo del tema

La Creación en el Plan de Dios

Nosotros los católicos, no miramos el universo solamente como la naturaleza considerada en sí misma, sino como creación y primer don del amor del Señor por nosotros. “Del Señor es la tierra y cuanto hay en ella; el orbe y los que en él habitan” (Sal 24,1), esta afirmación recorre toda la Biblia y confirma que la tierra es el primer signo de la Alianza de Dios con el ser humano. La revelación bíblica nos enseña que cuando Dios creó al hombre, lo colocó en el jardín del Edén para que hiciera uso de él (cf. Gen 2,16) señalándole unos límites (Gen 2,17), que recuerdan al ser humano que Dios es el Señor y Creador y de Él es la tierra y todo lo que contiene. Dios entrega a los seres humanos toda la creación, para desarrollar su vida y las de sus descendientes. Estos límites miran a preservar la justicia y el derecho que todos tienen a los bienes de la creación, que Dios destinó al servicio de todos. Las criaturas del Padre le dan gloria “con su sola existencia”, y, por eso, el ser humano debe hacer uso de ellas con cuidado y delicadeza. Nosotros podemos usarlas, no como dueños absolutos, sino como administradores. Como discípulos de Jesús, tenemos que dar gracias por el don de la creación, reflejo de la sabiduría y belleza de Dios Creador. A través de la creación cada persona entra en comunión con Él, con los demás seres humanos y con toda la creación.

La ecología en el pensamiento de la Iglesia

La teología y la catequesis de la Iglesia han reflexionado sobre la creación, la tierra, la naturaleza, el progreso, etc., pero en los años ochentas aparece el concepto que nosotros hoy conocemos como ecología. La ecología alude a la naturaleza como la casa en que todos vivimos. En el documento del CELAM en Aparecida se nos recuerda la importancia de tomar conciencia de la naturaleza como una herencia gratuita que recibimos para proteger la convivencia humana de modo responsable para bien de todos. La explotación irracional de los bienes de la creación deja consecuencias preocupantes en las que tiene una enorme responsabilidad el desmedido afán por la riqueza, la actitud egoísta por encima de la vida de las personas en especial de los campesinos e indígenas, que tienen que migrar a las grandes ciudades para salir de la miseria. Hay que progresar en el desarrollo para valorar las riquezas de la tierra y su capacidad al servicio del bien común, evitando la industrialización descontrolada, que contamine con desechos orgánicos y químicos y produzca eliminación de bosques, contaminación del agua y mayor desertificación.

El Catecismo de la Iglesia Católica sintetiza el pensamiento eclesial sobre los bienes creados: Dios que trasciende la creación al tiempo que está presente en ella, crea todo por sabiduría y amor de modo ordenado y bueno, Él mantiene y conduce la creación con su divina Providencia y encarga al ser humano que colabore con Él, administrando la creación. El ser humano debe respetar la bondad propia de las criaturas y no hacer uso desordenado de ellas. La destrucción sistemática de la naturaleza es un pecado social.

La ecología es el mayor reto para la humanidad en el siglo XXI

La tierra está seriamente amenazada, si seguimos obrando como hasta ahora, podríamos destruir la herencia que recibimos y comprometer el futuro de las nuevas generaciones. El modelo de desarrollo que hemos adoptado desde la segunda guerra mundial se basa en una economía que destruye la naturaleza que se ve frágil e indefensa ante los intereses económicos y tecnológicos. Las intervenciones sobre los recursos naturales no pueden arrasar irracionalmente las fuentes de vida, en perjuicio de la misma humanidad.

La familia puede y debe ser una escuela para manejar adecuadamente los bienes de la creación. En ella, el comportamiento de cada uno da coherencia y autoridad moral para trabajar por la ecología. Desde ella se puede cambiar la mentalidad y las acciones de toda la sociedad. Hay que tener la firme convicción de que la ecología empieza en casa. Los cristianos estamos llamados, por fidelidad al Evangelio, a influir en los gobernantes y en las legislaciones que tienen que ver con la ecología. De este modo la familia se convierte en “fermento de un mundo nuevo” promoviendo la conciencia y el compromiso con el bien de la creación. Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a recibir un mundo habitable y no un planeta contaminado. Por ello hay que comprometerse en acciones como las que se enumeran a continuación:

  • Evangelizar para descubrir y cuidar el don de la creación, educando en un estilo de vida de sobrio, austero y solidario, ejercitando responsablemente el señorío humano sobre la tierra, para que rinda sus frutos en su destinación universal.
  • Profundizar la presencia eclesial en las poblaciones más amenazadas y apoyarlas en la gestión de la tierra, del agua y de los espacios urbanos.
  • Promover el desarrollo integral y responsable de una ecología natural y humana, basado en el evangelio de la solidaridad y el destino universal de los bienes, frente al utilitarismo individualista.
  • Fomentar políticas públicas y participaciones ciudadanas que garanticen la protección, conservación y restauración de la naturaleza.

4. Caso o hecho de vida

Laura y Javier es un matrimonio con cuatro hijos pequeños. Aún cuando su situación económica es estable, forman a sus hijos en el cuidado de los recursos económicos y naturales. Procuran dar testimonio de ahorro, en el consumo necesario de sus necesidades. Más aún, fomentan en sus hijos una cultura ecológica, motivándolos a reciclar y reutilizar los materiales que manejan. Cuando salen al campo les enseñan a valorar y apreciar la naturaleza, a ser agradecidos con Dios por las maravillas de su creación.

5. Reflexión y diálogo

  • ¿Tengo claro que Dios me ha dado la misión de ser administrador de la creación?
  • ¿Considero tener una conciencia ecológica alerta y bien informada? ¿Estoy dispuesto a comprometerme a trabajar por la ecología lo más posible?
  • ¿Qué plan familiar vamos a hacer para avanzar en conciencia y coherencia ecológicas? ¿Cómo vamos a transmitir a nuestros hijos lo que hemos aprendido en este tema? ¿Qué mundo queremos dejar a nuestros hijos y nuestros nietos?
  • ¿Qué podríamos hacer en el vecindario o en nuestra localidad?

6. Textos de apoyo

“La sociedad actual no hallará una solución al problema ecológico si no revisa seriamente su estilo de vida. En muchas partes del mundo esta misma sociedad se inclina al hedonismo y al consumismo, pero permanece indiferente a los daños que éstos causan. Como ya he señalado, la gravedad de la situación ecológica demuestra cuan profunda es la crisis moral del hombre. Si falta el sentido del valor de la persona y de la vida humana, aumenta el desinterés por los demás y por la tierra… Hay, pues, una urgente necesidad de educar en la responsabilidad ecológica: responsabilidad con nosotros mismos y con los demás, responsabilidad con el ambiente. No se debe descuidar tampoco el valor estético de la creación. El contacto con la naturaleza es de por sí profundamente regenerador, así como la contemplación de su esplendor da paz y serenidad...” (Juan Pablo II, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, No.1990).

“Es necesario que la promoción del desarrollo tendiente a satisfacer las necesidades del presente no comprometa las capacidades de las generaciones futuras para cubrir sus propias necesidades. Por ello es preciso que el desarrollo se pueda sostener y hacer viable a mediano y largo plazo. Es necesario tomar en cuenta tres factores fundamentales para ello: la promoción de la responsabilidad social de las actividades productivas, el respeto y cuidado del medio ambiente natural y el respeto y promoción de la persona humana, de sus valores y de su cultura.” (Conferencia del Episcopado Mexicano, "Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos”, 2000).

7. Síntesis conclusiva

  • Dios “es el Señor y Creador y de Él es la tierra y todo lo que contiene”.
  • Dios creó al hombre, lo colocó en el jardín del Edén para que lo labrara y cuidara, e hiciera uso de él, no como dueño absoluto, sino como administrador con límites.
  • Los límites en el uso de la tierra, preservan la justicia y el derecho de todos a los bienes de la creación, que Dios destinó al servicio de todos.

8. Compromiso

  • Considerar los recursos naturales como dones que Dios da a cada uno para administrar con sabiduría y ofrecer a las siguientes generaciones.
  • Poner los medios en familia para cuidar la naturaleza, evitando el despilfarro de los recursos naturales: agua, aire, vegetación, animales, etc.
  • Tomar medidas para evitar la contaminación.

9. Oración final

Señor ayúdanos a que desde nuestra familia sepamos reconocer y agradecer todos los dones que Tú colocas a nuestra disposición en la Creación para que los sepamos usar con una visión solidaria y responsable de modo que nuestros hijos sean buenos administradores del mundo que Tú pones en sus manos.

10. Glosario

  • Ecología: Ciencia que estudia las relaciones entre los seres vivos y el medio ambiente. También es la defensa y protección del medio ambiente.
  • Reciclar: Proceso por el que los productos de desecho son nuevamente utilizados.
  • Destino universal de los bienes: Principio de la doctrina social de la Iglesia por el que los bienes de la creación, aún cuando son poseídos legítimamente, conservan siempre una orientación de servicio a toda la humanidad.
11. Bibliografía
  • Juan Pablo II, Mensaje para la Celebración d la Jornada de la Paz. Paz con Dios Creador paz con toda la creación. 1990.
  • Juan Pablo II, Carta Encíclica Sollicitudo rei sociales (Sobre la preocupación social de la Iglesia). 1987.
  • Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. 2004.
  • Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.
  • Porrit, Jonathan. Salvemos la Tierra. 1991. España. Editorial Aguilar

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