El soneto “A Jesús Crucificado”, modelo de poesía religiosa, constituye la expresión de una emoción estremecida al calor de la sensibilidad espiritual. La vida conventual, intensa en fervores religiosos, estimula la aspiración del consagrado de pasar “De la celda al cielo”, sugiriendo el sueño místico del monje, que es alcanzar el seno de la gloria celestial. Ese sentimiento subyace en el célebre soneto del agustino mexicano Miguel de Guevara, que expresa el amor a Dios, la piedad humana por el dolor de Cristo en la Cruz y la ternura infinita que enciende la pasión sagrada que inspiró ese monumento de la espiritualidad cristiana en versos encendidos de Conceptismo místico:
No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme al verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, al fin, tu amor y, en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera:
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Respuestas
Muerto en el yeso muerto.docx
LAS SIETE PALABRAS DEL CRISTO VIVIENTE.docx