Si me preguntan por qué elegí ser profe de reli, responderé que nuestra asignatura es capaz de ensanchar los espacios de la racionalidad y a adoptar una actitud crítica y de apertura en la vida.

Nuestra cultura occidental -lo que somos, nuestra forma de entender al ser humano, ("imagen de Dios")- no puede entenderse sin conocer los dos grandes pilares en que esta se sustenta: la cultura greco-latina y la cultura judeo-cristiana. Alguien dijo una vez que "Europa nace sobre tres colinas: la de la Acrópolis (Atenas), la del Capitolio (Roma) y la del Gólgota (Jerusalén)".

En una sociedad cada vez más plural, heterogénea y con necesidad de sentido, la educación de la dimensión trascendente o religiosa es parte fundamental para la maduración de la persona, que pregunta sobre su existencia (incluso para personas no religiosas) junto al sentido de las cosas. El método científico se pregunta sobre el cómo funcionan las cosas; el método teológico se pregunta sobre el porqué funcionan esas cosas. Es importante conocer cómo "funciona" el ser humano, pero más importante aún resulta saber para qué funciona, decía Ortega y Gasset, entre otros personajes destacados.