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  • CULTURA RELIGIOSA CATOLICA
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    Mucho se habla hoy del Sacerdocio Célibe, del Celibato Sacerdotal. La Iglesia Católica Romana es la única que impone a sus ministros, sacerdotes a ser célibes, bajo la disculpa de que es mejor así, para que puedan dedicarse solo a las cosas de Dios. Sin embargo no es un mandamiento de Dios, ni una obligación ineludible para los seguidores de Jesucristo, ni cuando él estuvo caminando entre nosotros, ni hoy según las Sagradas Escrituras: “los diáconos deben ser responsables, de una sola palabra, moderados en el uso del vino, que no busquen dinero mal ganado, guarden el misterio de la fe en una conciencia limpia; deben ser casados una sola vez y gobiernen bien sus hijos y su propia casa”(1Timoteo3,813). Los presbíteros o sacerdotes “deben ser hombres intachables, casados una sola vez”(Tito 1, 6); Los obispos “deben ser irreprensible, no debe ser autoritario ni de mal genio, ni bebedor, ni peleador o que busque el dinero. Debe practicar la hospitalidad, amigo del bien, hombre de buen juicio, justo, piadoso, dueño de sí mismo”(Tito 1, 7-9)
    Jesucristo, que es Hijo de Dios, el Mesías, cuando estuvo entre nosotros, eligió a sus discípulos sabiendo quienes eran, no eligió hombres célibes, que practicaban el celibato. Eligio a hombres casados, con esposa, como a Pedro, cuya suegra el mismo curo. Si Pedro elegido por Jesucristo, era casado, tenia esposa ¿Porque posteriormente siglos después, la Iglesia Romana, decide que todos los sacerdotes, el equivalente de apóstoles de Cristo hoy día, deben ser célibes, no tener esposa? ¿Porque se mantiene a la fuerza esta orden basada en preceptos de hombres, mas no de Dios en la Iglesia?, pese a los horrores que han protagonizado miles de sacerdotes católicos Romanos, como abusos sexuales contra niños, niñas, jóvenes, a lo largo de la historia? Vemos que los sacerdotes católicos romanos, como las monjas católicas romanas, que no lograron soportar el celibato se ensañaban con las personas que debían educar, proteger, en sus escuelas, conventos, orfanatos, misiones, parroquias, etc.
    Mantener esta orden absurda, contraria a la voluntad de Dios, castrar en vida a estas personas, no hace más que convertirlas en monstruos, que años más tarde nos asombran con los descubrimientos que hacen investigadores y que cada día que pasa son más terribles.(1Timoteo4,1ss). No es mandato de Dios, ni de la Sagrada Escritura, el Celibato Sacerdotal. Es un mandato de hombres, de jerarcas de la Iglesia Católica Romana, un invento de épocas oscuras, para evitar que los bienes de la Iglesia se dispersen, las casas cúrales, las fincas, edificios, dinero y el oro, no se vallan de las manos de los obispos, sacerdotes, el papa. Cambian la familia del sacerdote, su vida familiar cristiana, santidad conyugal y familiar, por violaciones, etc. El sacerdote con sotanas, no deja de ser un hombre con todas sus necesidades sexuales, es un varón al final de cuentas. Y en secreto o abiertamente tendrá de todos modos aventuras sexuales, porque no puede luchar contra su naturaleza. Es una crueldad, es una maldad hacer jurar fidelidad al celibato en estos tiempos, obligar a todos los que deseen ser sacerdotes, a aceptar el Celibato, mas por un interés económico que evangelizador y moralizador, aun cuando no es un mandamiento de Cristo, ni de Dios, ni de las Sagradas Escrituras. Es solo un capricho estúpido de la Iglesia Católica Romana.
    Una Iglesia que ve en la mujer el origen de todo maldad en el mundo, un ser vil y despreciable que corrompería el alma, el espíritu del sacerdote. La Iglesia Católica Romana ha sido desde los orígenes de la primitiva iglesia y en el Medioevo, una cruel perseguidora de la mujer, asesinando 5 millones de mujeres de ellas, a las que acusaba de brujas, diabólicas, por curar con plantas medicinales, ser librepensadoras.
    Una Iglesia misógina que no acepta a la mujer para el culto a Dios, que no le permite administrar los sacramentos, ser cleriga, m
  • CULTURA RELIGIOSA CATOLICA
    La Iglesia Católica es una, pero por motivos históricos-doctrinales se presentan al mundo con diferentes denominaciones o nombres pero todas ellas: Profesan la misma fe, los mismos sacramentos y Comparten la misma sucesión apostólica, la misma Biblia(73 libros).: Iglesia Catolica Apostolica Ortodoxa, Iglesia Catolica Ortodoxa Copta, Iglesia Catolica Siro Malabar, Iglesia Catolica Veterocatolica o Catolica Antigua, Iglesia Catolica Romana, Iglesia Catolica Armenia, Iglesia Catolica Jacobita.
  • DISCURSO PRONUNCIADO POR EL OBISPO
    STROSSMAYER EN EL CONCILIO ECUMÉNICO
    VATICANO I DEL AÑO 1870
    EL CONOCIMIENTO DISIPA LAS TINIEBLAS DE LA IGNORANCIA
    Referente a: La infalibilidad del papa
    Venerables padres y hermanos:
    No sin temor pero con una conciencia libre y tranquila ante Dios que vive y me ve, tomo la palabra en medio de vosotros, en esta augusta asamblea. Desde que me hallo sentado aquí con vosotros he seguido con atención los discursos que se han pronunciado en esta sala, ansiando con grande anhelo que un rayo de luz, descendiendo de arriba, iluminase los ojos de mi inteligencia y me permitiese votar los cánones de este Santo Concilio Ecuménico con perfecto conocimiento de causa. Penetrado el sentimiento de responsabilidad por el cual Dios me pedirá cuenta, me he propuesto estudiar con escrupulosa atención los escritos del Antiguo y el Nuevo Testamento; y he interrogado a estos venerables monumentos de la verdad, para que me diesen a saber si el Santo Pontífice, que preside aquí, es verdaderamente el sucesor de San Pedro, Vicario de Jesucristo einfalible doctor de la Iglesia.
    Para resolver esta grave cuestión, me he visto precisado a ignorar el estado actual de las cosas y a transportarme en mi imaginación, con la antorcha delEvangelio en las manos a los tiempos en que, ni el Ultramontanismo,*1 ni el Galicanismo*2 existían, y en los cuales la Iglesia tenía por doctores a San Pablo, San Pedro, Santiago y San Juan, doctores a quien nadie puede negar la autoridad divina sin poner en duda lo que la Santa Biblia, que tengo delante, nos enseña, y la cual el Concilio de Trento proclamó como la regla de la fe y de la moral.
    (1) ULTRAMONTANISMO (Siglo XVII). Los católicos ultramontanos permanecieron fielmente adheridos a la idea de que el papa tenía una autoridad eclesiástica superior a todos los reyes, y que sus enseñanzas eran infalibles; lo que preparó el terreno para el Syllabus de Pío IX, la proclamación de la infalibilidad papal.
    (2) GALICANISMO (Siglo XVII). Movimiento que trataba de definir las autoridades civil y eclesiástica y su relación mutua. Los obispos franceses redactaron los cuatro artículos galicanos a requerimiento de Luis XIV. La revolución francesa y la constitución civil del clero efectuó un secularismo galicano mucho peor que la tendencia antigua, que era simplemente prescindir de la autoridad papal. A esta lucha (entre el católico Luis XIV perseguidor de los hugonotes protestantes y el papa Inocencio XI) se le llama el conflicto de las regalías, y surgió cuando Luis XIV quiso llenar las vacantes de cuatro obispados y controlar sus entradas financieras.
    La declaración redactada por el obispo Basuel trataba de evitar el rompimiento con Roma a la vez que trataba de reconocer la supremacía que Luis XIV pretendía. El primer artículo afirmaba que el rey no estaba sujeto al papa en las cosas temporales, y no podía ser depuesto ni sus súbditos relevados de obediencia al rey por la autoridad papal. El segundo decía que el papa gozaba de plena autoridad en todos los asuntos espirituales, y que esta autoridad estaba sujeta a los concilios generales, como lo había decretado ya el Concilio de Constanza (1414-1418). El tercero decía que el ejercicio de la autoridad papal estaba sujeto, sin embargo, a los cánones y constituciones del reinado francés. El cuarto concedía que el papa tenía la parte principal en cuestiones de fe, pero no estaba exento de corrección (es decir, negaba la infalibilidad papal).
    He abierto, pues, estas sagradas páginas; y bien, ¿me atreveré a decirlo? Nada he encontrado que sancione próxima o remotamente la opinión de los ultramontanos. Aún es mayor mi sorpresa, porque no encuentro en los tiempos apostólicos nada que haya sido cuestión de un Papa sucesor de San Pedro y Vicario de Jesucristo, como tampoco de Mahoma, que no existía aún.
    Vos, monseñor Manning, diréis que blasfemo; monseñor Fie, diréis que estoy demente. ¡No monseñores, no bla
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