Hoy son muchos los grupos “cristianos” que, como lo afirmaba un grupo de los ciudadanos de Corinto, decía que todo estaba permitido ya que Cristo nos ha liberado. Para otros, los de conciencia débil, creían que aceptar esta afirmación, sin más, era paganizarse. San Pablo nos da una clave que responde al espíritu de un cristiano adulto en la fe: todo me es lícito pero no todo edifica la comunidad. El criterio desde aquí es entonces el de cuestionarse la construcción o destrucción de la comunidad: ¿Con mi actuación construyo o destruyo la comunidad?Edificas más la comunidad si te preocupas más de los demás que de ti mismo.Feliz Día del Señor.Pbro. John Dalffer SalazarDirector
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