LOS LECTORES

CONTAMOS CON UN GRUPO DE NIÑOS Y JOVENES QUE REALIZAN LAS LECTURAS DOMINICALES
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  • II. LOS SIGNOS Y GESTOS EN LA MISA CON NIÑOS
    Los signos y los gestos que acompañan la lectura pueden ayudar a los niños para percibir la importancia y el valor de la liturgia de la palabra. Es necesario cuidar profundamente el ambiente, la actitud del lector, la visibilidad y la audición, así como el modo de leer.
    Entre los elementos que contribuyen a dar a la proclamación de la palabra de Dios el honor que se merece, y a preparar a los niños en su escucha atenta, se encuentran las procesiones, la luz, la flor en su entorno, algunos ejemplos básicos nos puede ayudar; por ejemplo el leccionario puede figurar en la procesión de entrada o antes de proclamar el evangelio expresa claramente la presencia de Cristo, que anuncia la palabra a su pueblo. Esta procesión puede ir acompañada de luces, incienso… (nº 94-95), pero también de otros signos como flores, palmas….También, en el momento de las ofrendas, los signos pueden tener mucho valor para comprender el momento litúrgico. La procesión de ofrendas ayuda a recoger e interiorizar el mensaje recibido con la Palabra y hacerlo ofrenda para el Señor.
    Otros signos que nos pueden ayudar pueden venir en el rezo del Padrenuestro significando la fraternidad con las manos cogidas, o la súplica con las palmas de las manos levantadas….
    Recuerdo que los niños, como los adultos, tenemos momentos de despistes, o de “irnos”, psicológicamente esta demostrado que esa “distracción” es normal y reiterada cada 20 minutos, en el adulto, y en el niño cada 8 o 10 minutos, eso quiere decir, que a lo largo de una celebración Eucarística, cuando su nivel de captación no esta desarrollado, un niño se puede distraer tres o cuatro veces, acabando aburriéndose y anunciando un próximo cese de su presencia. Tendremos que ayudar, entre todo lo que la liturgia, nos posibilita celebrar una eucaristía con el espíritu de los que participan.
  • LAS MONICIONES
    Para que los niños hagan suyas las lecturas bíblicas y descubran cada día más la dignidad de la Palabra de Dios, debe concederse también gran importancia a las moniciones. Estas tienen por finalidad preparar a los niños para escuchar bien y provechosamente las lecturas, explicando el contexto o haciendo una introducción al texto. En la misa de un santo, se puede narrar algún aspecto de su vida, no sólo en la homilía, sino también antes de las lecturas a modo de introducción. (Directorio nº 43, p.27)
    “Las moniciones que se hagan libremente deben conducir a los niños a una participación auténtica y no ser meras exposiciones didácticas”. (Directorio nº 23, p.20)
    EL MINISTERIO DEL LECTOR EN LA MISA CON NIÑOS
    Las lecturas de las misas con niños pueden ser hechas por los niños, a excepción del Evangelio, que corresponde al sacerdote o al diácono. Es conveniente que los catequistas lean alguna vez las lecturas, y sean ellos quienes las introduzcan con las moniciones.
    Cuando lo permita el texto, es muy positivo que los niños lo lean distribuyéndose partes distintas tal y como establece el propio texto. La dramatización o escenificación de los pasajes bíblicos deben hacerse fuera de la celebración, en la catequesis o en la preparación de la misa, para no desvirtuar la fuerza de la proclamación de la palabra.
    Aconseja el Directorio en su número 47, punto 27 que los catequistas y sacerdotes deben iniciar y formar a los niños en el ejercicio de la función de lectores y de acólitos, como un aspecto muy valioso de la iniciación en la participación de la liturgia.
  • LITURGIA DE LA PALABRA
    SOBRE LA PALABRA DE DIOS.
    La ordenación General del Misal romano, en su número, 33 nos dice: “las lecturas tomadas de la sagrada Escritura constituyen la parte principal de la liturgia de la palabra”, por eso no pueden faltar en las misas que se celebran con niños. No obstante, está permitido elegir dos lecturas o una sola, sin que falte nunca la lectura del Evangelio (Directorio nº 42, p. 26) Más aún, las lecturas se pueden tomar del Leccionario del Misal romano, del leccionario preparado para los niños, pudiendo, al algún caso, tomarse de las versiones de Sagrada Escritura que, admitidas por la autoridad competente, existen ya para la catequesis de los niños” (Directorio nº 43 y 45. p.26). “El criterio para elegir las lecturas debe ser la cualidad más que la cantidad del texto de la Sagrada Escritura. Una lectura breve no es siempre, y por sí misma, más adecuada a los niños que otra prolongada”. Siempre “han de evitarse las “paráfrasis” del texto de la Sagrada Escritura” (Directorio nº 4-5, p.26)



    SOBRE EL CANTO INTERLECCIONAL:
    Entre las dos lecturas, los niños participan siempre en unos de estos cantos:
    - un salmo , cuidadosamente seleccionado de acuerdo con su capacidad,
    - un cántico, de tipo salmódico
    - el canto del “Aleluya”, seguido de un versículo sencillo.
    “Nada impide que, alguna vez, un silencio meditativo reemplace al canto” (Directorio 46, p.26
    LA HOMILIA
    En las misas con niños, la homilía tiene una gran importancia. A través de ella, se procura que los niños profundicen en la palabra de Dios, que les ha sido proclamada, para aplicarla a la vida. “algunas vez, puede realizarse en diálogo con ellos, a no ser que se prefiera que escuchen en silencio” (Directorio 48, p .27). Como vemos, el directorio nos invita que, sólo en algunas misas, dialoguemos con los niños, esto no puede ser la pauta habitual para todas las misas con ellos.
    El sacerdote, al hablar a los niños, el sacerdote debe intentar que estos puedan entenderle con facilidad, evitando formas de expresión infantilizantes o demasiado pueriles” (Directorio, nº 23, p.20)
    En algunos casos, algún adulto que participa en la misa con los niños, con permiso del sacerdote, les puede dirigir la palabra después del evangelio. (Directorio nº 43, p.27)
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