Una antigua tradición cristiana, datada ya en el siglo II, atribuye los nombres de Joaquín y Ana a los padres de la Virgen María, los abuelos de Jesús.
La tradición dice que Ana nació en Belén, y a los veinticuatro años de edad se casó con un propietario rural llamado Joaquín, galileo, de la ciudad de Nazaret.
Llevaron 20 años de matrimonio sin lograr tener hijos. Los hebreos consideraban la esterilidad como algo oprobioso y un castigo del cielo.
Joaquín, entonces se retiró al desierto, para obtener con penitencias y oraciones la ansiada paternidad. Ana intensificó sus ruegos, implorando como otras veces la gracia de un hijo.
Joaquín y Ana vieron premiada su constante oración con el advenimiento de una hija singular, María. Esta niña, que había sido concebida sin pecado original, estaba destinada a ser la madre de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado.
Llevaron 20 años de matrimonio sin lograr tener hijos. Los hebreos consideraban la esterilidad como algo oprobioso y un castigo del cielo.
Joaquín, entonces se retiró al desierto, para obtener con penitencias y oraciones la ansiada paternidad. Ana intensificó sus ruegos, implorando como otras veces la gracia de un hijo.
Joaquín y Ana vieron premiada su constante oración con el advenimiento de una hija singular, María. Esta niña, que había sido concebida sin pecado original, estaba destinada a ser la madre de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado.
PARA DESCARGAR PINCHA EN CADA IMAGEN:
Comentarios