El docente promueve una nueva área dentro de la asignatura de Religión, Reliflamenco, que aborda lo lazos entre este arte milenario y la religiosidad popular Pedro Bonilla Profesor y flamencólogo.
Experto universitario en Flamenco y profesor de Religión en el CEIP Josefina Aldecoa de Torre de Benagalbón-Málaga, Pedro Bonilla es conocido en redes sociales como 'Maestro Pedro'. Este docente cree firmemente en la unión del flamenco y la asignatura de Religión Católica, una iniciativa que puso en marcha hace quince años y que comparte este fin de semana con otros profesores en Granada, en el III Congreso Andaluz de Profesores de Religión Católica.
¿Hay religiosidad en el flamenco? ¿Qué tienen que ver estas dos áreas?
Sigue pareciéndonos raro relacionar el flamenco con el currículo de la asignatura de Religión Católica en las escuelas, es cierto. Nació por necesidad. El contexto fue un claustro muy implicado que quiso incluir el flamenco en todas las áreas durante un curso, y Religión no podía ser menos. Se nos ocurrió introducir la desconocida faceta de la religiosidad que hay presente en el flamenco, algo palpable y latente en nuestras celebraciones y en la sociedad. Y vino para quedarse y evolucionar desde el año 2007 hasta hoy, que ya hablamos de Reliflamenco para esa área dentro de la asignatura.
¿El flamenco atrae a esta generación que sigue a Rosalía y pasa su tiempo en el móvil?
Es cierto que cuesta acercarlos, pero artistas como Rosalía nos ayudan. Por ejemplo, esta cantante que arrasa entre los jóvenes adapta un poema de san Juan de la Cruz en una de sus canciones. Eso nos sirve para trabajar el flamenco, sus letras... También el contexto puede ayudar: resulta más sencillo si te diriges a chavales de Totalán, cuna de Antonio Molina, donde la música tiene una significación muy importante. Así que, aparte de los clásicos, el entorno y estos artistas actuales, que dan pinceladas de flamenco, nos ayudan a trabajarlo y lo ponen más fácil.
El flamenco tiene mucho de oración, porque bebe de la sociedad y en ella ha estado presente siempre la religiosidad, ¿verdad?
Sí, ya el Concilio Vaticano II impulsa la música y las lenguas vernáculas y con ello posibilita que el flamenco y su música se trabajen también en la liturgia: nacen las misas flamencas y rocieras. Son recursos a nuestro alcance en el aula. Conseguimos, así darle un aprendizaje significativo, cercano a su realidad. Para ello nos ayuda también fijarnos en las fiestas patronales, que se impregnan de la cultura; la religiosidad popular está muy unida al flamenco. El origen del flamenco además, está relacionado con la fe: la nuestra y la religión islámica o la judía. Luego encontramos que hay palos flamencos que son meramente religiosos: la toná, la saeta... y el reflejo de su influencia lo vemos en el propio calendario litúrgico: la Navidad, por decir solo una cosa, era ocasión para el cante en las ventas y cortijos, por ejemplo.
¿Valoramos como es debido la aportación del flamenco a esa religiosidad?
La declaración del flamenco como patrimonio inmaterial de la humanidad nos ha hecho valorarlo más y también exportarlo mejor. Es una ayuda para cuidarlo y ser conscientes del valor de nuestro patrimonio cultural. Y quién mejor que los niños para cultivar este aprecio por el flamenco y la religiosidad presente en él.
Sus descubrimientos son aplicables a otros colegios e institutos. Han llegado incluso al extranjero, ¿no es así?
Ha habido experiencias muy ricas al exportar este trabajo. Una compañera docente de secundaria en Italia se puso en contacto para aplicarlo en su enseñanza, y realizamos juntos un proyecto común, 'Del suelo al cielo', en el que los alumnos aprendieron de sus compañeros malagueños. Fue muy bonito. También se ha exportado a Venezuela y Perú.
Fuente: diariosur.es
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