Desde octubre de 2016 las clases de religión en las escuelas francoparlantes de primaria y secundaria de Bélgica se reducirán a la mitad y serán reemplazadas por una hora semanal de clases del curso llamado educación para la ciudadanía.
Los críticos advierten que a través de estas clases se promoverá el aborto y la homosexualidad, y que como efecto final podrían terminar por sacar de las escuelas a los profesores de religión.
La decisión del gobierno belga se tomó pese a que el 97% de los estudiantes dijeron que querían seguir recibiendo clases de religión.
En 2015, el gobierno inició un procedimiento para reducir a la mitad las horas semanales de religión en el plan de estudios. Las nuevas clases de educación para la ciudadanía -que llevan el nombre de "Educación de filosofía y ciudadanía" (EPC en sus siglas en inglés)- comenzarán en octubre de 2016 en primaria y en octubre de 2017 en secundaria.
En junio de 2016, en medio del debate sobre esta medida, la Conferencia Episcopal de Bélgica emitió un comunicado donde destacó la importancia de la educación religiosa en las escuelas.
"La eliminación de las clases de religión católica significaría relegar las creencias religiosas a la esfera privada, lo que para un estado democrático constituiría un empobrecimiento", afirmaron.
Finalmente, el 7 de julio el gobierno aprobó el decreto que se aplicará solo en las escuelas de habla francesa en Bélgica ya que dada una de las tres principales comunidades lingüísticas del país -francesa, flamenca y alemana- tienen autoridad sobre sus respectivos programas educativos.
El plan de estudios del estado belga incluye clases de religión, por lo general dos horas semanales, en la que los estudiantes pueden escoger entre religión católica, ortodoxa, musulmana, judía, protestante o "moralidad aconfesional".
Sin embargo, el anuncio de esta nueva política ha causado preocupación por parte de algunos involucrados en el sistema académico.
Un profesor de religión, que pidió permanecer en anonimato, dijo a ACI Prensa que "estas clases de educación para la ciudadanía son parte de un adoctrinamiento ideológico real".
En lugar de simplemente ser neutrales "estas clases están llenas de temas ideológicos: la teoría de género, la homosexualidad, la eutanasia y el aborto no se presentan de una forma neutral".
La prensa belga también ha criticado el contenido de estas clases, las que ha etiquetado como “cours de rien” o "clases de nada".
El cambio es controvertido también porque podría provocar que los profesores de religión sean forzados a salir del sistema educativo por completo.
Según las normas, las nuevas clases de educación para la ciudadanía deben ser impartidas por "profesores neutrales", es decir, por aquellos que no tengan ningún tipo de educación religiosa en sus antecedentes, lo que incluye títulos profesionales de universidades católicas.
Dado que muchos de los profesores de religión se han graduado de universidades católicas u otras instituciones religiosas, ellos son considerados "no neutrales" y por lo tanto no aptos para impartir la clase de ciudadanía.
Por su parte la agrupación CEREO de profesores de religión de las escuelas públicas de Bélgica, apeló al Tribunal Constitucional Belga con el argumento de que las clases de religión y moral ya cubren el tema de la ciudadanía.
"Creemos que una instrucción religiosa crítica pero benévola, impartida por maestros y profesores que combinan un camino de fe y de seria capacitación, es en las circunstancias actuales la forma más segura de desarrollar la virtud cívica y la moderación de la búsqueda del significado y la identidad de nuestros estudiantes" afirmaron.
Traducido y adaptado por Bárbara Bustamante. Publicado originalmente en CNA.
Fuente: ACIPRENSA
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