Carmen Pellicer

Aprovechar los nuevos avances en materia educativa y fomentar un aprendizaje competencial. Esas son las principales ideas que Carmen Pellicer, directora de Cuadernos de Pedagogía y presidenta de la Fundación Trilema, ha defendido en el foro de la Comisión para la Educación y Cultura de la Conferencia Episcopal Española (CEE) sobre la asignatura de Religión con una exposición titulada ‘Un currículo competencial de Religión para sociedades pluriconfesionales’. 

Y es que, tal como ha explicado Pellicer, en los últimos 20 años la sociedad ha asistido a una revolución en el ámbito del aprendizaje, en la cual las investigaciones sobre la mente humana, la irrupción de la tecnología o los cambios en los modelos socioeconómicos y culturales, “nos han hecho plantearnos qué y cómo se aprende en la escuela durante el periodo, cada vez más largo, de educación obligatoria“.

Esto ha iniciado un profundo cambio en la concepción del ‘currículum’, provocando una evolución desde los listados de contenidos teóricos asociados a las diferentes disciplinas a propuestas de competencias instrumentales y axiológicas que permitan llevar los saberes a la vida real. Y, a su vez, plantean a la asignatura de Religión nuevos desafíos pedagógicos, que van desde cómo situarse en los contextos escolares hasta qué metodologías de aula seleccionar para optimizar la comprensión del hecho religioso.

Los cambios de la LOMLOE

Asimismo, la irrupción de la LOMLOE en el debate sobre el currículum de Religión ha hecho que se reflexione sobre cómo articular este área de un modo que transcienda los vaivenes de intereses políticos y permita contribuir al desarrollo integral de nuestros alumnos, cómo podemos definir un curriculum de la Enseñanza Religiosa Escolar que eduque para la convivencia, la ciudadanía global y el compromiso activo y que nos ayude a todos los docentes a concretar nuestra misión en las aulas ahora y en el futuro.

“Llegó la LOMLOE y tenemos esa presión inmediata de cambio, pero creo que hay razones de peso para que nos planteemos cómo responder a los nuevos desafíos que tiene el alumnado”, ha indicado Pellicer, volviendo a subrayar la necesidad de valerse de las nuevas investigaciones en materia didáctica para llegar a un “aprendizaje más profundo”, más allá de la mera memorización de contenido teórico y haciendo hincapié en el pilar de la experiencia.

“Esto no es adoctrinamiento, sino educación del carácter moral, espiritual e intelectual de los alumnos”, ha aseverado. “Cada sesión, cada hora de clase vale la pena, y es una oportunidad para contribuir a esa transformación. Hay que cuidarla y buscar la forma de que los alumnos se involucren“, ha afirmado Pellicer.

“La LOMLOE vuelve a dejarnos sin la posibilidad de la calificación”, ha continuado. “Pero la evaluación no es la calificación, y claro que en Religión se evalúa, todo el tiempo, porque es nuestra mirada la que es capaz de ver ese crecimiento y esa transformación”. Por ello, “queremos tener espacio en las nuevas organizaciones de los centros que vienen con la LOMLOE para contribuir en esa nueva forma de evaluar que no es la mera medida, sino la apuesta por un acompañamiento personalizado que garantiza la mejora en todas las dimensiones de la educación de cada uno de los individuos, y esto nos asoma a la educación competencial”.

Fuente: vidanuevadigital.com

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