CUENTOS DE MARÍA AL NIÑO JESÚS. ROSA BLANCA

http://www.mochilapastoral.com/montajes.pps/Maria_la_de_Jesus.ppsJunto a la pared reencalada de la sencilla casa de María, trepaba un rosal, que se negaba a dejar de saludarla con sus florecillas incluso en el más crudo invierno.Jesús niño: -Mamá, ¡qué suerte tienes! Nuestro rosal siempre tiene rosas.María: -Claro, cariño. Es un regalo de Dios. Como ya eres mayor... te voy a contar su historia." Una mañana, muy temprano, a esa hora en la que los ruiseñores aclaran sus gargantas cantando y las flores se lavan la cara con el rocío, quise alabar al Padre Dios por todo lo que nos ha dado... por el sol, por los árboles, por los pajarillos, por el agua... por tantas cosas! Aquel día se me llenaron los ojos de lágrimas de emoción y el corazón me latía de forma especial lleno de ilusión cuando yo le repetía una y otra vez:-"¡A Ti gloria y alabanza por los siglos!"Entonces miré por la ventana que da al amanecer, y me pareció que el sol me guiñaba un ojo como queriendo entrar por ella. Volví a repetir con fuerza:-"¡El sol que gobierna el día!"Y en ese momento mismo me dijo:-¡María, tienes mucha suerte! Dios me manda a decirte que te ama más que a todo lo que ha salido de sus manos.Me quedé tan sorprendida, que hasta parecía que los latidos del corazón se habían parado a escuchar aquello. Pero continuaba diciendo:-Vas a ser Madre, pero Madre de DIOS, porque quiere quedarse entre vosotros. Quiere que tú le ayudes a crecer, que le des de tu comida, que le tapes por las noches cuando se quede dormido, que le calmes el llanto cuando sienta miedo, que le lleves de tu mano... y le cantes una nana para mecerlo... que le laves sus manitas...Me acerqué a la ventana para mirar al sol. Sentí que sus rayos me inundaban de su gracia toda entera. Y cuando cerré los ojos por la emoción y por la sorpresa, el sol me dijo:-¡No temas, María! ¡Verás como puedes! Y para recordarte que Dios es fiel a su palabra, el rosal que cuidas con tanto esmero, no dejará de echar rosas blancas ni en invierno.Contesté más tranquila y confiada...-¡Amén! Que sea lo que Dios quiera."Jesús Niño : -Mamá, ¿Por eso sólo sabes decir: SÍ?Y María, agachándose hasta llegar a la altura de sus ojitos, sonriéndole con su gran dulzura, y en voz muy baja y al oído, le contestó:-¡Igual que las rosas blancas que te están mirando!(Adaptación de ROSA BLANCA, "CUENTOS DE LA VIRGEN MARÍA. La ternura narrativa de María" de Jaime de Peñaranda Algar, s.j. Editorial CCS)
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Comentarios

  • Gracias por compartir esta hermosa historia.
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