El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha ratificado su sentencia de noviembre de 2009, al fallar que la presencia de crucifijos en las escuelas públicas italianas no viola el derecho a la educación ni la libertad de pensamiento y religión.
La nueva sentencia, firme e inapelable, que salió adelante con 15 votos a favor y 2 en contra, señala que Italia no infringe el Convenio Europeo de Derechos Humanos y actúa dentro de los límites en el ejercicio de sus funciones en el terreno de la enseñanza, al mantener los crucifijos en las escuelas públicas.
La demanda contra Italia fue presentada en Estrasburgo en julio de 2006 por Soile Lautsi, una ciudadana italiana residente en Abano Terme (a 55 kilómetros de Venecia) que se había quejado de la exhibición de crucifijos en las aulas del instituto donde estudiaban sus dos hijos.
La primera sentencia de la Sala del Tribunal de Estrasburgo apoyó a la demandante por considerar que la presencia del crucifijo en las aulas públicas "podría interpretarse fácilmente por alumnos de todas las edades como un signo religioso", que podría resultar "molesto" para los practicantes de otras religiones o los ateos.
Los 17 jueces de la Gran Sala del Tribunal entendieron hoy en cambio que la "percepción subjetiva" de la demandante acerca del "derecho del Estado a asegurar la educación y la enseñanza de sus hijos conforme a sus convicciones filosóficas" no supone una violación del citado Convenio.
La sentencia constata también que aunque las autoridades italianas "dan a la religión mayoritaria del país una visibilidad preponderante en el ámbito escolar", eso no supone tampoco una violación del Convenio.
"Un crucifijo colgado de una pared es un símbolo esencialmente pasivo, cuya influencia sobre los alumnos no puede ser comparada a un discurso didáctico o a la participación en actividades religiosas", dijo el texto de la sentencia.
Fuente: ElMundo.es
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ROMA- La cruz seguirá colgada en las paredes de las aulas de los colegios italianos. La Gran Cámara del Tribunal Europeo de Derechos Humanos dio ayer su veredicto final sobre la llamada «guerra de los crucifijos»: éste no supone una violación de la libertad religiosa de los alumnos ya que se trata de un símbolo «esencialmente pasivo» que no significa ningún tipo de proselitismo. El fallo de la Corte de Estrasburgo (15 votos a favor y 2 en contra), es definitivo, no apelable, y se produce después de que el Gobierno de Silvio Berlusconi recurriera una sentencia anterior que sostenía lo contrario. El caso se inició cuando una ciudadana italiana de origen finlandés exigió que se retirara el crucifijo que pendía de las paredes de la escuela pública donde estudiaban sus hijos. Tras una serie de resoluciones desfavorables por parte de la Justicia transalpina, esta mujer se dirigió al citado Tribunal, ajeno a la UE y que incluye a 47 naciones del Viejo Continente.
Sienta precedente
La sentencia de ayer afecta a Italia y sólo tiene valor informativo para el resto de países representados en la Corte de Estrasburgo, aunque sienta un precedente en caso de que se produzcan procesos similares originados en otras naciones. Por tanto, si individuos u organizaciones exigen a sus Estados que el crucifijo esté presente en las clases de los colegios públicos y éstos se niegan, podrán dirigirse a Estrasburgo invocando el fallo de ayer.
La decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos redondea una semana en la que el crucifijo ha recibido otras dos sentencias apoyando su presencia en las escuelas y otros espacios públicos. La primera llegó del Supremo italiano, que afirmó que este símbolo no amenaza la libertad religiosa ni la laicidad del Estado. El fallo se produjo después de que un juez intentara desterrar la cruz de todos los tribunales italianos.
El segundo apoyo ha venido de Austria, donde la Corte Constitucional defendió la presencia del crucifijo en las aulas de los colegios porque no implica que el Estado prefiera una religión en particular. Según este tribunal, la exhibición de este símbolo cristiano no va contra la Constitución cuando la mayoría de los alumnos profesa esta fe. El Vaticano ha acogido con «satisfacción» la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, que calificó de «histórica». Según dijo en un comunicado el portavoz de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi, el fallo reconoce que cada país puede valorar los símbolos religiosos dentro de su propia «historia cultural e identidad nacional».
El padre Lombardi afirmó que si la decisión de la Corte de Estrasburgo hubiera sido diferente, en nombre de la libertad religiosa se habría «limitado e incluso negado esta libertad, hasta excluir del espacio público toda expresión» de la fe. Analizando la decisión, recordó que «la exposición del crucifijo no es adoctrinamiento, sino la expresión de la identidad cultural y religiosa de los países de tradición cristiana».
En su opinión, supone también la sentencia un reconocimiento de que la «cultura de los derechos humanos» no debe ir contra los fundamentos religiosos de la civilización europea, «a la que el cristianismo ha dado una contribución esencial». Lombardi también afirmó que la sentencia «contribuye a restablecer la confianza en el Tribunal Europeo de Derechos del Hombre por parte de una gran parte de europeos, convencidos y conscientes del papel determinante de los valores cristianos en su historia y en la edificación de la unidad europea y en su cultura de derecho y de libertad», concluye la declaración vaticana.
Alegría en Italia por la «victoria»
- «Se trata de una gran victoria para la defensa de un símbolo irrenunciable de la historia y de la identidad cultural de nuestro país», afirmó la ministra italiana de Educación, Mariastella Gelmini, para quien el crucifijo «sintetiza los valores del cristianismo, los principios sobre los que se apoya la cultura europea y la propia civilización Occidental: el respeto de la dignidad de la persona y su libertad».
- Para el ministro de Exteriores italiano la sentencia es «la primera señal después de mucho tiempo del despertar de Europa, que en el pasado se ha mostrado lejana del verdadero sentir de los ciudadanos europeos».
- «Detrás del crucifijo se encuentra el reconocimiento de todos los derechos humanos», declaró el ministro de Justicia, Algelino Alfano, quien añadió que «la cristiandad forma parte de la identidad de Europa».
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