Esta jornada del 2 de noviembre es, por cierto, una jornada de conmemoración. Pero es también una jornada de intercesión: es el día en que “la Iglesia intercede por sus miembros adormecidos en la muerte y que sufren una última purificación antes de entrar en la Gloria” Por la comunión de santos, nuestra oración los ayuda en su prueba de purificación, habiendo instaurado Cristo -con su muerte y resurrección- una relación mutua y una solidaridad entre los vivos y los muertos. No olvidemos rezar por nuestros queridos difuntos, ofrecer misas a su intención, practicar la limosna, las indulgencias y las obras de penitencia (cf. CIC §1032) para que Dios, en virtud de nuestros méritos, los llame muy pronto a su Gloria eterna.
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Esta jornada del 2 de noviembre es, por cierto, una jornada de conmemoración. Pero es también una jornada de intercesión: es el día en que “la Iglesia intercede por sus miembros adormecidos en la muerte y que sufren una última purificación antes de entrar en la Gloria”
Por la comunión de santos, nuestra oración los ayuda en su prueba de purificación, habiendo instaurado Cristo -con su muerte y resurrección- una relación mutua y una solidaridad entre los vivos y los muertos.
No olvidemos rezar por nuestros queridos difuntos, ofrecer misas a su intención, practicar la limosna, las indulgencias y las obras de penitencia (cf. CIC §1032) para que Dios, en virtud de nuestros méritos, los llame muy pronto a su Gloria eterna.