Conferencia Episcopal y patronales, padres y docentes de centros católicos actuarán coordinados y con una sola voz en defensa de la asignatura y de los conciertos.

Niños en una clase de Religión.

La Iglesia y los representantes de los 2.600 centros educativos católicos que hay en España se preparan para dar la batalla en defensa de la asignatura de Religión y de los conciertos en las negociaciones que se han iniciado en el Congreso para alcanzar un pacto de Estado por la educación, que, de lograrse, deberá poner en pie una nueva ley y multiples reformas en el sistema.

"No aceptaremos que (la asignatura de Religión) sea moneda de cambio en el pacto", aseguró hoy José María Gil Tamayo, el portavoz de la Conferencia Episcopal, a modo de aviso y como conclusión de lo acordado esta semana en la reunión de la Comisión Permanente de la institución.

Son conscientes de que partidos como el PSOE, y especialmente Unidos Podemos, así como sindicatos y organizaciones de padres de la escuela pública, aspiran a quitar a la Religión Católica el carácter de asignatura a todos los efectos que le otorgó en 2013 la Lomce -evaluable y computable para la nota final- y que reclaman también la potenciación de la red pública y el paso a mero a instrumento complementario o de último recurso de los centros privados concertados, 2.500 de los cuales son de órdenes religiosas, con más de un millón de alumnos.

Para hacer valer su importante peso social y educativo han decidido funcionar como 'lobby', coordinados, con unidad de criterio y con una voz única ante el Gobierno, las comunidades, los partidos y el resto de agentes sociales implicados en la negociación del pacto. El foro, denominado "mesa eclesial para el diálogo educativo", se reunirá por primera vez el 2 de marzo. Estará presidido por el propio presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, acompañado de su plana mayor, e integrará a las patronales, asociaciones de padres y de profesores de los centros católicos, y a otras organizaciones como el Foro de la Familia.

Su objetivo, según Gil Tamayo, es aunar criterios, pactar los elementos básicos a defender y distribuirse las funciones que cada uno tendrá en esta negociaciones. El portavoz eclesial indicó que la Iglesia quiere estar "activa" en este diálogo, que defenderá sus principios "con firmeza", y que pretende hacer valer el peso que tiene en el sistema educativo. Pelearán por que cualquier acuerdo respete la libertad de elección de los padres tanto del centro educativo como del currículo escolar de sus hijos, que cree que tiene que integrar "el hecho religioso" en "igualdad de condiciones" al resto de las materias.

Fuente: diariovasco.com

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