Desde la Conferencia Episcopal Española hasta el aula, pasando por la confederación Escuelas Católicas. Conocemos de primera mano la nueva asignatura de Religión en el marco de la LOMLOE
El Ministerio de Educación propuso el pasado miércoles 7 de octubre rebajar las horas de Religión para los niños de 6 a 12 años en favor de Conocimiento del Medio (15 horas más), Matemáticas (10 horas más), Lengua (5 horas más) y Enseñanzas Artísticas (60 horas más). Esto supone, en total, que los alumnos de primaria dejen de percibir 90 horas menos al año de una asignatura que aporta una perspectiva general de nuestra tradición, del hecho religioso y del papel que ha jugado la fe y la espiritualidad a lo largo de la historia.
La aplicación a estos `recortes´ en la materia de Religión, por ahora, dependerá de las Comunidades Autónomas. Hasta ahora, Murcia y Madrid ya han confirmado su intención de mantener las horas lectivas que se imparten en la actualidad.
La educación católica en España
Según las cifras aportadas en la última Memoria de Actividades de la Iglesia, correspondiente al año 2019, más de 3,3 millones de alumnos se inscribieron a la asignatura de Religión en toda España. En la actualidad hay 2.586 centros católicos, contando con los 331 colegios diocesanos, conformados por:
- 1.521.196 alumnos, 24.085 más respecto a 2017
- 130.448 trabajadores, 3.355 más respecto a 2017
Cabe destacar que el 95,9 % de ellos son seglares y solamente el 4,1 % es personal religioso. El 23,3 % de alumnos con necesidades educativas especiales derivadas de la discapacidad estudian en la escuela católica concertada. El 15% de alumnos inmigrantes, 71.031, está escolarizado en la escuela concertada.
Del proceso participativo hasta el BOE
Estos vaivenes en el empaque de la asignatura dentro de la LOMLOE no está afectando, sin embargo, a la hoja de ruta marcada desde el Foro sobre el Currículo de Religión católica, impulsado por la Conferencia Episcopal Española (CEE) en el mes de marzo y que desde entonces, en las dos fases de trabajo y consulta, ha recogido los ecos de miles de participantes para la confección de la materia. Familias, profesores, congregaciones e institutos religiosos, así como asociaciones y sindicatos, han sumado sus observaciones a los documentos presentados de cara al currículo de Religión en Infantil, Primaria y Educación Secundaria Obligatoria, dejando para más adelante la propuesta en Bachillerato. Ahora mismo, después de todas las observaciones registradas hasta el pasado 21 de octubre, el documento final está a la espera de ser aprobado por la comisión episcopal de Educación y Cultura para, posteriormente, ser remitido al Ministerio.
Raquel Pérez Sanjuán es la directora de la comisión de Educación y Cultura de la Conferencia Episcopal Española.
La directora de la comisión de Educación y Cultura de la CEE, Raquel Pérez Sanjuán
–¿Cómo es la relación con el Ministerio de Educación y Formación Profesional? ¿Qué tal ha ido el trabajo en red entre los distintos implicado en el desarrollo de la asignatura?
–En las cuestiones técnicas la colaboración ha sido muy fluida. La estructura formal del currículo de todas las materias se ha ido construyendo y evolucionando en estos meses y hemos sido informados de todos los cambios. Con respecto al encaje en la ordenación académica y la carga lectiva en cada una de las etapas hemos sido informados de las propuestas del Ministerio. Como es sabido, en esos asuntos no hemos alcanzado, a pesar de nuestra predisposición, a encontrar soluciones que nos satisfagan.
–¿Qué de diferente va a tener la asignatura de Religión respecto a las anteriores versiones?
–Posiblemente tardaremos en caer en la cuenta de lo relevante de este momento. La asignatura de Religión ha demostrado su fortaleza y sus posibilidades al asumir el marco curricular competencial que estará vigente en Europa en los próximos años. El reto era exigente y, gracias al apoyo de muchos profesores de la red pública y concertada, familias e instituciones religiosas, hemos avanzado en una línea inédita. Solo podemos celebrar la implicación de tantas personas, y seguir trabajando para hacer visibles las aportaciones educativas de la enseñanza de la Religión.
–¿Cuál es el principal reto de la asignatura de Religión en un mundo secularizado?
–Diría que acercar al núcleo esencial del cristianismo, a través de las mediaciones escolares que las sociedades quieran darse a sí mismas. Debemos volver continuamente a la fuente del conocimiento específico de nuestra asignatura, sin olvidar en qué contexto estamos.
Raquel Pérez Sanjuán, desde su despacho de la calle Añastro
–¿Se van a poder estudiar otras religiones en esta materia? ¿Hay una apertura a otros credos para que los alumnos adquieran una cosmovisión lo más completa posible sobre el hecho religioso?
–La enseñanza religiosa escolar cuenta con cada una de las confesiones que tiene suscritos acuerdos de cooperación con el Estado español, luego en el área o materia de Religión, podrán ser estudiadas. En el caso de la religión católica, con el enfoque establecido desde el Concilio Vaticano II y el magisterio reciente de los Papas, se reconocerá la diversidad religiosa como un fenómeno característico de la sociedad. La llamada al encuentro y al diálogo interreligioso es algo que tenemos muy presente.
–¿Qué opinión le merecen las críticas vertidas al nuevo currículo de Religión que pretende incorporar cuestiones como la ecología integral o la importancia del cuidado del medio ambiente?
–Creo que no me corresponde entrar a valorar las respuestas recibidas. Nuestra decisión fue habilitar un proceso participativo que no responde a una exigencia administrativa o formal –como le puede ocurrir al Ministerio– en cuánto a la convicción de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura de que la educación y la clase de Religión requiere, como se indica en el Pacto Educativo Global, de la participación y el compromiso de toda la comunidad educativa, de toda la sociedad. Frente a los que, sin motivos, han querido desvirtuar la clase de Religión acusándola de ser un pretexto para el adoctrinamiento, divulgar el currículo es un servicio a toda la comunidad escolar para hacer visibles su contribución específica al desarrollo integral. La clase de Religión no se esconde.
Pedro J. Huerta, secretario general de Escuelas Católicas
«Se ha discriminado a los centros de enseñanza concertados»
Comprometidos con la innovación educativa y plural, Escuelas Católicas, la confederación que agrupa a 2.455 centros de educación católica concertada en nuestro país, ha participado de forma activa en esta nueva etapa que está viviendo la asignatura de Religión.
Reivindican su papel dentro del marco educativo actual, teniendo en cuenta que suponen, tal y como se desprende del estudio Estadísticas de las Enseñanzas no universitarias , La enseñanza en los centros educativos católicos y Estadística del Gasto Público en Educación (2017-2018), un ahorro al Estado en materia educativa de más de 3,5 mil millones de euros.
Hablamos con su secretario general, Pedro José Huerta.
–¿Cómo os confronta a Escuelas Católicas el nuevo marco normativo?
–La LOMLOE está aprobada por el Parlamento, y está en vigor, a pesar de todas sus limitaciones y deficiencias. Nosotros hemos pedido en todo momento que hubiera más diálogo para que permitiera los consensos, pero desde el Gobierno se ha preferido una tramitación rápida, sin participación de la comunidad educativa y discriminando específicamente a los centros de enseñanza concertados. Ahora estamos trabajando en aportar nuestras propuestas a los decretos de desarrollo de la Ley, así como a vigilar y denunciar algunas aplicaciones de la misma en las comunidades autónomas, que suponen un claro prejuicio a los centros de ideario católico.
–¿Qué cambios habéis detectado que ocurren en el alumno desde el inicio de curso hasta el final de la asignatura de Religión?
–Los alumnos cambian, porque cambia la sociedad, y cuando se les ofrece una asignatura que promueve su pensamiento, que les coloca ante reflexiones éticas, que les ayuda a pensar por sí mismos, que les invita a interpretar la realidad, también percibimos un cambio en sus proyecciones. Es evidente que hay muchos aspectos del currículo que cambiar y adaptar, en eso la Conferencia Episcopal ha hecho una acertada apuesta. Queda aún involucrar a más sectores de la vida escolar, eclesial y religiosa en el proyecto, porque aún hay que mejorar la formación del profesorado de religión, encontrar un adecuado perfil de salida de los alumnos que cursan la asignatura y dejar de verla en el conjunto de materias como una `maría´ de la que es mejor escapar, o a la que se llega para evitar mayor compromiso. El alumno debe estar en el centro de la programación, para ello debemos dejar de pensar menos en la transmisión de conocimientos y poner mayor énfasis en saber situarse ante el mundo y ante sí mismos.
La escuela católica –y los docentes creyentes en la escuela pública– está llamada a ser el areópago de nuestro siglo y de nuestra sociedad Pedro J. Huerta
–¿Cree que es posible hacer una asignatura de Religión que acoja todos los matices posibles que conforman nuestra realidad?
–La asignatura de Religión ha demostrado ser, en los últimos años, un espacio de encuentro, de diálogo, que genera el pensamiento propio. Hemos sido capaces de dejar atrás la idea de `catequesis´ o `adoctrinamiento´, de la que ha sido acusada injustamente. Los sucesivos currículos han ayudado a incorporar contenidos que la aproximan al resto de asignaturas, así lo esperamos también del que está en preparación. En la escuela necesitamos estos espacios de reflexión, y el hecho religioso, que sigue formando parte de la interpretación de la historia y de la realidad, se constituye en hermenéutica para interpretar la realidad, para generar relaciones con el entorno natural y con el entorno humano, tanto al interior como al exterior de los centros educativos.
No solo es posible que la asignatura acoja esos matices, es necesario, por eso debemos defender sin ambigüedades su presencia en el currículo de materias. En las últimas semanas hemos conocido cómo los países del norte de Europa se vuelven a la asignatura de religión para recuperar este espacio, que lo debe ser también intercultural e interreligioso.
–¿Qué tarea tiene por delante la Iglesia en el plano evangelizador en los centros educativos?
–Es necesario que no nos demos nunca por satisfechos, que aprendamos a incorporar los nuevos interrogantes, que cada vez aparecen con mayor rapidez, sin desconcertarnos ni levantar barricadas. Los centros educativos de ideario católico tienen, además, el reto de hacer su misión evangelizadora el centro de su propuesta, por encima de otras cuestiones en las que se ha venido incidiendo en los últimos años, y que no pueden desviarnos del mandato misionero que sentimos que Jesucristo nos sigue haciendo. Es cierto que muchos de los padres que eligen un centro católico no son creyentes, o al menos practicantes, eso mismo nos obliga a no bajar el nivel del ideario, a buscar formas, símbolos, palabras, espacios en los que la propuesta del Evangelio lo sea también de vida abundante. Por eso la escuela, ya sea de ideario católico por medio de las instituciones que la promueven, ya sea pública por medio de los docentes creyentes que hay en ellas, está llamada a ser el areópago de nuestro siglo y de nuestra sociedad.
Isabel Gómez es profesora de Religión en la ESO y Bachillerato en Zaragoza
«El saber religioso juega un papel fundamental en la educación»
Isabel Gómez Villalba es uno de los 34.868 profesores de Religión que hay en España. Da clases a los alumnos de Secundaria y Bachillerato en Zaragoza. Nos cuenta cómo vive esta realidad normativa desde primera fila.
–¿Cómo os afecta a los profesores de Religión esta situación?
–Creo que gran parte del profesorado de Religión, lejos de desanimarse ante una nueva ley educativa que arrincona el saber religioso en la esfera escolar, mantiene viva la esperanza. Nos gustaría que la situación de la asignatura de Religión fuese diferente, que la tratasen con igual dignidad que el resto de áreas y materias curriculares. Pero no es así. Con nuestro trabajo diario a pie de aula, tratamos de reivindicar el servicio humanizador que la asignatura de Religión ofrece a la sociedad. Seguimos siendo muchos los profesores de Religión que trabajamos con entusiasmo (con todo el sentido profundo de su etimología) en la tarea de educar personas para que sean capaces de transformar el mundo. Este nuevo marco normativo supone un reto que nos interpela, queda mucho por hacer, sigamos evidenciando con fuerza que la asignatura de Religión es un bien para la persona y para la sociedad.
–¿De qué manera notáis, en lo cotidiano, que la asignatura de Religión ayuda al alumnado?
–Es difícil generalizar, la nuestra es una labor de artesanía, atenta a la realidad de cada estudiante. Si bien es cierto que tenemos muy poco tiempo a la semana para estar con nuestro alumnado, también solemos tener la suerte de poder acompañarles durante toda una etapa escolar. Y eso nos permite percibir su desarrollo como personas. Destacaría, por ejemplo, que aprenden a conocerse a sí mismos mejor y más profundamente y, desde esa profundidad personal, conectan con lo que los otros son y con lo que la realidad es. Aprenden a valorar esa consciencia relacional necesaria para crecer como personas y como sociedad, comprendiendo y experimentando el valor auténtico de la fraternidad, en el sentido profundo cristiano. Es muy gratificante escucharles decir que se sienten más libres al comprender el fenómeno religioso, conocer las diferentes manifestaciones religiosas y descubrir la novedad del mensaje cristiano. Afirman que les permite tener una opinión fundada y dar razón de su opción ante lo religioso. Los beneficios que percibimos son muchos.
–¿Por qué es relevante esta clase en el contexto actual?
–El saber religioso juega un papel fundamental en la educación de las personas, pues permite ahondar en la complejidad de lo humano, comprender la historia y las raíces de la propia cultura. Todo ello es crucial para la construcción de la identidad personal y el desarrollo de procesos de socialización. Desde esa identidad personal, esta asignatura facilita procesos que conducen a la construcción de la alteridad, descubriendo al otro en la diversidad, pero igual en dignidad. Procura una vivencia de la fraternidad. Permite explorar y descubrir puntos de encuentro entre las diferentes tradiciones religioso-culturales, desde un universo simbólico profundo, fundamental para una educación intercultural y una transformación social. Permite comprender el sentido y la riqueza del lenguaje simbólico, mitológico y litúrgico, especialmente, en nuestro contexto social, donde el índice de analfabetismo simbólico es preocupante. En definitiva, la clase de Religión es relevante en el desarrollo integral de la persona, facilitando y acompañando su apertura a la trascendencia y ayudándole a pensar e indagar en el sentido profundo de la existencia. Esta es una tarea compleja, pero fundamental para diseñar inteligentemente un proyecto de vida feliz.