Una misión sin reconocimiento social. Así ven los profesores de Religión su trabajo en las aulas, ya que solo el 8,7% se siente valorado por la sociedad. Una cifra que se eleva al 20% sumando a todo el profesorado. Tampoco ven en su labor el reconocimiento eclesial. De hecho, solo el 42% afirma sentirse valorado por la Iglesia. No obstante, tienen el respaldo total del alumnado. Y es que los alumnos valoran a sus profesores de Religión en mayor medida que a los de otras asignaturas. Incluso más en los centros públicos que en los concertados.
Más de un tercio de los alumnos (36%) considera que sus profesores de Religión son mejores que los de otras materias. Pero en la pública la mitad de los alumnos valora mejor a sus profesores de Religión que al resto de docentes de otras asignaturas, una percepción del profesorado que ha mejorado en la última década, como pone de manifiesto el Informe 2020 Panorama de la Religión en la Escuela publicado el pasado 4 de noviembre por la Fundación SM en el espacio O_Lumen de Madrid.
Además, el 80% de los profesores de Religión estima que tiene una buena relación personal con sus compañeros docentes y el 76% con las familias de sus alumnos. Una amplia mayoría se siente valorado por sus alumnos (86%) los equipos directivos y los claustros (61%), según radiografía este informe que ha tomado el pulso a una materia que cuenta con 14.000 profesores en centros públicos y 60.000 en centros religiosos.
El profesorado de Religión, en cuanto al estado civil, está casado en dos de cada tres casos. Y un 4% son divorciados o separados. Además de su actividad docente, está comprometido cívicamente, puesto que el 71% tiene algún compromiso social de voluntariado. El asociacionismo también es alto. En los centros públicos, tres de cada cuatro (74%) pertenecen a un sindicato a asociación profesional. En los centros concertados este dato desciende hasta el 27%.
Romper estereotipos
En cuanto a la enseñanza de la religión, los profesores la valoran por sus contribuciones educativas. “Reconocen que son aportaciones que se proponen, no se imponen, para mejorar el pleno desarrollo de la personalidad del alumno, el cuidado de la autonomía personal y la construcción responsable de una ciudadanía global con sentido”, afirma Carlos Esteban Garcés, autor del Informe y director del Observatorio sobre Religión en la Escuela. En su opinión, la asignatura, aunque viva en entredicho, es “un bien común” necesario para la construcción de “una sociedad inclusiva”.
El 86% del profesorado aprecia que la asignatura ayuda a comprender las culturas; el 85% estima que contribuye educativamente a construir la diversidad social y religiosa en las sociedades actuales; el 83% opina que la formación religiosa es constitutiva del pleno desarrollo de la personalidad de los alumnos; el 84% considera que la Religión facilita una educación de la interioridad que contribuye a la autonomía personal y la responsabilidad social; y el 84% valora que la enseñanza de la religión contribuye a la formación ética y la ciudadanía global.
El ambicioso estudio, que ha contado con 20.000 encuestados entre profesores, alumnos, familias, antiguos alumnos y futuros profesores, también rompe con estereotipos. “Todavía se ve la asignatura de Religión como una amenaza de adoctrinamiento”, explica Antonio Roura, director de la revista Religión y Escuela, que ha puesto en marcha la primera comunidad virtual de profesores de la materia (ReligionyEscuela.com).
“Nosotros, los protagonistas, los que estamos en el aula, hemos sido alumnos o mandamos a nuestros hijos a la clase de Religión, nos sorprendemos al pensar en lo que suponen que hacemos en las aulas. Dar razón de nuestro ser y nuestro quehacer es una de las pocas maneras de derribar los muros de la ignorancia”, agrega el experto en la asignatura.
El 78% de los profesores rechazan abiertamente que la asignatura manipule o adoctrine a los alumnos y un 72% considera que la clase de Religión no es ningún privilegio de la Iglesia, puesto que también se puede acceder a clases de religión evangélica o musulmana. Siete de cada diez familias rechazan que se adoctrine en el aula. Para tres de cada cuatro familias, la asignatura de Religión es necesaria en la educación de sus hijos.
Eso sí, la mayoría afirmó no participar en ninguna parroquia o colectivo religioso (65%). El 83% aprecia que la clase de Religión es buena por los valores que propone; un 81% estima que aumenta la cultura general; un 61% valora que hace más responsables a sus hijos; y un 67% aprecia que fomenta el espíritu crítico de sus hijos.
El informe revela que las familias están globalmente satisfechas con la enseñanza de la religión que reciben sus hijos e hijas en los colegios, que la califican con un notable. Por su parte, el 81% de los alumnos cree que la asignatura les ayuda a ser mejores personas y el 82% afirma que les ayuda a ser más tolerantes. ‘Reli’ es, por tanto, una ‘fábrica’ de alumnos tolerantes en medio de una sociedad necesitada de este valor. En otro orden, el 83% de los jóvenes estiman que Religión les ayuda a separar el bien y el mal, y el 65% valora que la materia les proporciona mayor cultura.
Por otro lado, más del 64,5% de los estudiantes españoles cursan la asignatura de Religión, teniendo en cuenta todos los niveles y centros educativos, según datos del Ministerio de Educación, que estima que se acercan a cuatro millones los alumnos que cursan enseñanza de las religiones. De estos, más de la mitad valora la clase de Religión como necesaria para su educación. Pero la mitad del alumnado no cree que la Religión deba ser obligatoria. Por su parte, dos de cada tres alumnos consideran que gracias a las clases de Religión conocen otras religiones.
La mitad valora que les ha ayudado a conocer la Iglesia. También a dos terceras partes de los alumnos, la clase de Religión les ha ayudado a creer en Jesucristo. En cuanto a la experiencia religiosa, el 68% de los estudiantes se considera católico, un 11% afirmó ser ateo, un 17% se calificó como indiferente y un 2% profesa otras religiones. El porcentaje de católicos desciende del 74 al 68% con respecto a 2010. Así, respecto a su práctica religiosa, más de la mitad (57%) afirmó que es poco o nada habitual, siendo habitual para el 34%.
La publicación del Informe coincide con la tramitación parlamentaria de una nueva reforma educativa que vuelve a cambiar la regulación de la Religión. No obstante, Esteban Garcés considera que “la asignatura tiene más futuro que presente porque afecta a la esencia de lo humano y la educación cuidará siempre esta realidad invisible, pero esencial, tan constitutiva de la persona. Podrá cambiar el enfoque, el nombre, el currículo, pero siempre será necesario educar ese ‘hondón’ que, a la postre, constituye las raíces de la identidad personal y ciudadana”.
De hecho, los obispos han puesto sobre la mesa una nueva propuesta sobre la enseñanza de la religión que incluye un área de valores morales y creencias para todos los alumnos, pero que sigue sin respuesta del Gobierno. Para el experto en la materia, “la enseñanza de la religión es más esencial para la educación que para las iglesias. Su futuro está garantizado en Europa y aquí, aunque tardemos en acertar con una solución estable”.
Fuente: VidaNueva