Mons. Carrasco clausura el Congreso "La Iglesia en la Educación" apoyando a los 2.500 colegios de ideario católico y a los 36.000 profesores de Religión de la enseñanza pública.
La Conferencia Episcopal Española (CEE), a través de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura, ha celebrado ayer la sesión final del congreso «La Iglesia en la Educación: presencia y compromiso» que ha reunido a 1.200 participantes.
Este congreso ha servido como aldabonazo de estímulo a los más de 2.500 colegios de ideario católico, que escolarizan a más de 1.500.000 estudiantes en España y a los más de 36.000 profesores de Religión que atienden a más de 3.150.000 alumnos de la enseñanza pública. La conclusión final ha sido que la presencia de la Iglesia sigue siendo vital y esencial en la Educación.
Palabras del Papa
El Papa también ha intervenido en este Congreso con un mensaje leído por el presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella: "Hoy, la misión educativa tiene una urgencia particular, por eso he insistido en un pacto educativo global, cuya prioridad es saber poner en el centro a la persona", ha dicho el Santo Padre en su mensaje.
Poner en valor la enseñanza católica
El encargado de clausurar el Congreso Mons. Alfonso Carrasco, obispo de Lugo y presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura ha clausurado el congreso. En su discurso ha puesto en valor la enseñanza católica y ha afirmado que el Congreso debe servir "para que nos ayude a ser conscientes de nuestra identidad y a asumir en común nuestra misión educativa".
Testimonio de las instituciones católicas
Por eso, para el obispo de Lugo "en nuestra sociedad, cada vez más plural y diversa cultural y religiosamente, la existencia de la educación católica quiere contribuir a mantener vivos los principios e ideales propios del sistema educativo".
Y en esta línea, para el presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura "el testimonio que puedan dar las instituciones católicas a este respecto es corroborado por la existencia en nuestro sistema educativo de la materia de “Enseñanza Religiosa Escolar”, evidentemente vinculada a las exigencias de la identidad personal de los alumnos y, al mismo tiempo, respetuosa de los criterios pedagógicos propios de la escuela".
Observatorio de la Escuela Católica
Religión Confidencial ha recogido algunas impresiones de cuatro destacados participantes de este Congreso.
Juan Carlos Corvera, Presidente de la Fundacion Servanda ha participado en el equipo motor del ámbito de colegios católicos. Este equipo ha trabajado junto con la Comisión de Enseñanza en todo el proceso participativo previo del congreso. "El congreso en el ámbito de colegios ha estado bien, bastante participación y sobre todo mucho espíritu de colaboración entre todas las realidades eclesiales que estamos en el campo de la enseñanza católica. Ha sido muy interesante ver realidades diocesanas, religiosas y laicales juntas en la misma Misión", afirma.
Además, "del post congreso esperamos (es mi propuesta) que se continúe este trabajo de colaboración constituyendo un observatorio de la Escuela Católica liderado por la Comisión de Educación y Cultura de la CEE".
Identidad, alianzas y personalidad propia
Para Corvera, la escuela católica se enfrenta a tres desafíos específicos y únicos. En primer lugar el de la identidad: "En la sociedad actual, la escuela católica es distinta a la de hace 30 años. Ahora muchos de nuestros alumnos no saben santiguarse y nunca han pisado una iglesia, y en este contexto de secularización, tenemos la gran oportunidad de convertir la escuela católica en clave de misión y de primer anuncio".
Así, para Corvera la escuela católica es una puerta para la Iglesia, "una puerta de lanza para esta iglesia en salida a la que nos convoca el Papa Francisco. Es necesario poner a Jesucristo en el centro de nuestras escuelas, y los profesores también tienen que ser testigos de Jesucristo porque nadie da lo que no vive".
El segundo desafío al que se refiere Corvera es la necesidad de las alianzas: "De la misión compartida debemos pasar a la espiritualidad de la comunión que desborde los límites de los propios carismas y de las diócesis, y que desborde también las fronteras jurídicas entre el derecho canónico y el derecho civil".
Y el tercer desafío es determinar la personalidad propia de los colegios católicos, estar en el mundo sin ser del mundo.
"Las lineas globales que marcan la agenda 2030 y otros informes, determinan unas líneas de actuación pedagógicas, antropológicas, sociológicas. Yo he invitado a tener una actitud con todas estas agendas respetuosas, pero no se pueden asumir acríticamente sin revisarlos a la luz del Evangelio y del magisterio de la Iglesia. No podemos asumir su neolenguaje, ni se pueden asumir en nuestros idearios propuestas antropológica que van claramente en contra de la visión del hombre que tiene el Evangelio y la Iglesia", ha manifestado Corvera.
Comunión entre carismas
Para Fernando Vidal, director del Instituto Universitario de la Familia, de la Universidad Pontificia Comillas en el Congreso ha percibido tres consensos muy compartidos. "Primero, que educar en valores, el compromiso ecosocial y el cuidado de los otros está profundamente integrado con el anuncio explícito de Jesucristo. Segundo, tanto los centros educativos de la Iglesia como los educadores cristianos en la escuela pública son una realidad muy abundante, plural, de calidad y comprometida con los valores más hondos de nuestra sociedad. Tercero, se vive una sintonía muy natural y sentida con los obispos participantes".
También Luis Centeno, Secretario General Adjunto de Escuelas Católicas, considera que este Congreso ha servido para "valorar todo lo bueno que la Iglesia hace por la educación de los niños y jóvenes, en múltiples y diversos ámbitos, así como para renovar el compromiso de los educadores cristianos con su vocación. Con independencia de la repercusión exterior de este Congreso, los objetivos internos se han conseguido", ha manifestado.
Por su parte, Alfonso Aguiló, presidente de la Fundación Arenales ha destacado que este Congreso "ha tenido muy buena acogida. Hay un sentir general de trabajar con más cultura de colaboración, aprender unos de otros, comunión entre carismas…".
Cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación.