Aquellos alumnos que no elijan estudiar Religión no tendrán una hora perdida en el horario escolar, como ha venido ocurriendo en la práctica con la puesta en marcha con anteriores leyes educativas socialistas, ni se podrán ir a casa. El Ministerio de Educación y FP detalla expresamente, por primera vez, en comparación con la LOE, qué tendrán que hacer esos alumnos que no elijan estudiar la materia. «Tendrán la debida atención educativa» y los centros tendrán que hacer actividades que se centren en reforzar la autoestima del alumno, la autonomía, la reflexión y la responsabilidad. «La atención se programará y planificará por los centros de modo que se dirijan al desarrollo de las competencias transversales a través de la realización de proyectos significativos y relevantes y de la resolución colaborativa de problemas reforzando la autoestima, la reflexión, y la responsabilidad», dice la disposición adicional primera del borrador del Real Decreto de Primaria y ESO.
Todo este trabajo se tendrá que «planificar y programar». De esta manera, los centros tendrán que desarrollar las competencias transversales «a través de la realización de proyectos significativos y relevantes».
La Religión no ha tenido asignatura espejo con los gobiernos socialistas, cosa que la Conferencia Episcopal siempre ha interpretado como una debilidad del sistema ya que, de alguna manera, entiende que puede contemplarse como una penalización a los niños que sí eligen estudiar la asignatura y un tiempo perdido para los que no la escogen.
No obstante la regulación que hace ahora el Ministerio de Pilar Alegría en la Lomloe supone un avance respecto a la LOE de Rodríguez Zapatero, que estableció varias opciones para los alumnos que no elegían Religión: estudiar Historia y Cultura de las Religiones o bien Medidas de atención educativa. La primera de las opciones, en la práctica, no se llegó a implantar en los centros y, la segunda, estaba vacía de contenido. Esa hora podía convertirse en un tiempo de estudio dirigido o bien una hora sin actividad. Con la nueva ley no se podrán dar contenidos curriculares que pudieran situar en desventaja a los que sí eligen estudiar la materia.
El temor ahora es que con la nueva ley educativa, esas actividades alternativas que se han propuesto al final queden en nada ya que el desarrollo queda en manos de las Comunidades autónomas, según la opinión de algunos expertos educativos, como Antonio Roura, director de la revista Religión y Escuela, que cree que «se ha perdido la oportunidad de avanzar en un pacto educativo de la clase de Religión que recoja un enfoque internacional».
Asignatura veleta
La Religión sigue siendo una asignatura veleta. Su peso en el sistema educativo varía dependiendo del signo político del Gobierno. Por eso, en la nueva ley educativa impulsada por el PSOE es una materia de oferta obligatoria en los centros escolares, pero no cuenta para hacer media ni para obtener beca, como ha venido ocurriendo históricamente con anteriores gobiernos socialistas.
El ministerio de Pilar Alegría habría planteado una ordenación académica endeble, de mínimos, aunque sin posibilidad de llevar a los tribunales porque no rompe los acuerdos Iglesia-Estado.
Los obispos ya expresaron en 2020 al Ministerio su voluntad de encontrar un encaje de la enseñanza de la religión menos conflictivo desde un enfoque más amplio, respetuoso con la diversidad religiosa, pero el Ministerio de Educación no fue receptivo a esta propuesta.
También esperaban que tuviera la misma carga lectiva con la LOE de Zapatero, que fijó en hora y media a la semana el tiempo dedicado a la asignatura de Religión, pero la ministra Pilar Alegría pretende que los alumnos de Primaria y Secundaria solo den una hora a la semana la materia, con el argumento de que se quiere dar más peso a otras asignaturas como Lengua, Matemáticas, Conocimiento del Medio y Educación Artística.
No obstante, dedicar una hora a esta materia a la semana sería más que lo que ya hacen algunas comunidades autónomas, como Canarias, Aragón, Asturias, Baleares, Valencia y La Rioja, donde los niños reciben 45 minutos, pero menos que en otras como Navarra, donde se imparten dos horas semanales, ya que la antigua ley Wert establecía un mínimo de 45 minutos de clase de Religión a la semana y un máximo de dos horas semanales.
Regular la atención educativa y aumentar la carga lectiva está ahora en manos de las diferentes comunidades autónomas.
Fuente: larazon.es
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