La Asociación de Padres de Alumnos de la Escuela Pública Vasca (Ehige) ha lanzado una campaña en pleno proceso de matriculación con el propósito de sacar la Religión del horario lectivo. Han enviado un documento a todas las agrupaciones de familias de centros de enseñanza públicos en el que les plantean que si ningún alumno elige esa materia se utilizarían esas horas a reforzar otras asignaturas. Lo cuenta Marta Fernández Vallejo en El Correo.
La Religión es de obligada oferta por los colegios y de elección voluntaria para los alumnos. En Primaria se dedica 1,5 horas a la semana y en Secundaria, entre una y dos sesiones según los cursos. Los alumnos que no la eligen deben cursar una alternativa que se denomina Actividad Educativa Organizada, que diseñan los propios centros. Se puede dar desde Ética a poner películas a los chavales. En la ESO se imparte Historia de las Religiones.
La actual normativa en vigor establece que en esas horas no se pueden dar asignaturas obligatorias porque en ese caso los escolares que optan por la confesión católica estarían en desventaja. Además, la clase de Religión debe estar incluida en el horario lectivo.
Desde hace diez años la caída en la matriculación ha sido constante en Euskadi. Si en 2001 un 40% de los alumnos de Primaria de la escuela pública acudía a clases de Religión apenas llega ahora al 33%. En Secundaria sólo un 21% de los escolares vascos se apuntó el pasado curso. «La gran mayoría de las familias de la escuela pública ha elegido no matricular a sus hijos en Religión pero se han visto obligadas a cursar una materia que no han elegido, la de Actividad Educativa Organizada», destacan desde Ehige.
Los responsables de Ehige defienden un sistema de enseñanza laico en el que la Religión se imparta antes o después de la jornada lectiva. «El derecho que tiene unas familias para que sus hijos reciban educación religiosa, recogido en la Constitución, no puede obligar a que a los alumnos que no la eligen tengan que cursar una alternativa», destaca el texto repartido a la asociaciones de padres de los colegios (AMPAS). Ponen un ejemplo: «si un colegio tiene tres aulas de un curso, con que un niño escoja Religión todos se ven obligados a dar la materia alternativa».
Aunque la normativa actual establece que esas dos horas de enseñanza religiosa no pueden emplearse para impartir asignaturas obligatorias, en la práctica ya hay escuelas que lo hacen. En los centros en los que ningún niño se ha matriculado en Religión se destinan las clases extra a refuerzos de euskera o matemáticas habitualmente.
«Los resultados de las evaluaciones diagnósticas y de Pisa han demostrado que el alumnado necesita más tiempo para poder asimilar los contenidos. Y el profesorado también precisa más horas de clase para terminar los temarios», apunta el documento repartido a los padres. Ehige recuerda, además, que la consejera de Educación ha adelantado la posibilidad de aumentar el número de clases. Este colectivo considera que esas dos horas de Religión podrían ser la solución para mejorar esas carencias y la preparación de los alumnos.
El decreto de Bachillerato aprobado en 2009 ordenaba ya que la Religión salga del horario lectivo en esa etapa previa a la Universidad. Esta normativa provocó una sangría de matrículas: se pasó de 800 alumnos inscritos a 150 de un curso para otro. Los obispos vascos llevaron a los tribunales al Gobierno de Ibarretxe porque, a su juicio, el decreto contravenía «el texto y el espíritu de los Acuerdos de la Santa Sede y el Estado». Presentaron un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia en el que reclamaban que volviera al horario escolar en Bachillerato.
La Iglesia vasca ha censurado en numerosas ocasiones este tipo de iniciativas de los padres de la red pública en cada período de matriculación y la decisión de muchas escuelas de impartir asignaturas del currículo en las horas reservadas a la confesión católica o la materia alternativa. Coincidiendo con esta nueva campaña de Ehige, la Delegación Diocesana de Educación del Obispado de Vitoria ha elaborado un manifiesto a favor de la matriculación en la asignatura de Religión en las aulas.
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