LOS SALMOS EN JESÚS Y EN LAS PRIMERAS COMUNIDADES
Los Salmos en Jesús y en las Primeras Comunidades
LOS SALMOS EN JESÚS Y EN LAS PRIMERAS COMUNIDADES
1. Siguiendo el rastro de los salmos en el Nuevo Testamento, podemos ver hasta qué punto los cantos y oraciones de Israel estuvieron presentes en el cristianismo primitivo. En las primeras comunidades aparecen con espontaneidad y fluidez los salmos más diversos. En ocasiones son sólo unas pocas palabras, pero su alusión es inconfundible.
2. En el pasaje de los magos (Mt 2,1ss) se celebra el cumplimiento del salmo 72: Los reyes de Tarsis y las islas traerán tributo (Sal 72,10-11). En las tentaciones (Mt 4,1ss;Lc 4,1ss) aparece el salmo 91 citado diabólicamente: Si eres Hijo de Dios...
En las bienaventuranzas, donde se dice Dichosos los no violentos porque ellos poseerán la tierra (Mt 5,4) podemos reconocer la presencia del salmo 37: Poseerán la tierra los humildes (Sal 37,11); donde se dice Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados (Mt 5,5), podemos recordar aquello: Al ir, va llorando...al volver, vuelve cantando (Sal 126,6); donde se dice Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios (Mt 5,8) aparecen salmos que hablan del corazón limpio (Sal 24,4;51,12;73,1); donde se aconseja no jurar en modo alguno, ni por la tierra que es el escabel de sus pies, ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey (Mt 5,35), se alude a salmos que ensalzan al Rey y Señor, cuyo nombre no debe ser tomado en vano (Sal 99,5;Sal 48,2-3).
3. El rechazo de los malvados y opresores (Sal 6,9) alcanza también a los que dicen: !Señor, Señor!, pero no cumplen la voluntad del Padre: Apartaos de mí (Mt 7,23); en la parábola del grano de mostaza (Mt 13,32), la semilla se hace árbol y allí ponen los pájaros su nido (Sal 104,17); al hablar Jesús en parábolas (Mt 13,35), se cumple el salmo 78: Abriré en parábolas mi boca (Sal 78,2); donde dice Jesús: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia (Jn 10,11), se remite al salmo 23: El Señor es mi pastor; donde Jesús multiplica los panes, se canta la señal esperada: Habrá en la tierra abundancia de pan (Sal 72,16;Sal 78,29;Mt 14,13-21); cuando los judíos le acusan de que se endiosa, responde Jesús con el salmo 82: ¿Acaso no se dice en vuestra ley: sois dioses? (Jn 10,34); ante la tumba de Lázaro, Jesús ora con el salmo 138: Te doy gracias, Señor, pues tú has escuchado las palabras de mi boca (Jn 11,41-42); cuando se habla del juicio de Dios, se recurre al salmo 62: Tú al hombre pagas con arreglo a sus obras (Mt 16,27;Sal 62,13); al entrar en Jerusalén, cuando los niños le aclaman, Jesús alude al salmo 8: De la boca de los niños y de los que aún maman te preparaste alabanza (Mt 21,16;Sal 8,3); en la parábola de los viñadores homicidas se cita el salmo 118: la piedra que rechazaron los arquitectos (Mt 21,42;Sal 118,22s); los salmos 2 y 110 se utilizan para confesar a Jesús como Cristo, como Señor, como Hijo de Dios (Mt 3,17;17,5;Mc 12,35-37;16,19).
4. En la pasión, diversos hechos y situaciones se viven a la luz de los salmos: la traición de Judas, el que come mi pan levanta contra mí su calcañar (Jn 13,18;Sal 41,10); el abandono de familiares y conocidos, a distancia se quedan (Lc 23,49;Sal 38,12;69,9;88,9); la oración del huerto, mi alma desfallece hasta la muerte (Mt 26,38;Sal 42,6); en lo que sucede en torno a la cruz, San Juan ve cumplido el salmo 22: burlas, sed, reparto de los vestidos; al morir, Jesús se pone en manos de Dios: En tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23,46;Sal 31,6).
5. En los Hechos de los Apóstoles, el final de Judas y la elección de Matías se viven desde el salmo 109: Sean pocos sus días, que otro ocupe su cargo (Hch 1,20;Sal 109,8); a la luz de la resurrección, adquiere nuevo significado el salmo 16: no abandonarás mi alma en la muerte (Hch 2,25ss;Sal 16,8-11); se tiene conciencia de que el Dios de la gloria (Sal 29,3) dirige la historia de Israel (Hch 7,2) y de que la elección de David ha preparado la misión de Jesús: Encontré a mi siervo David, con mi santo óleo le ungí (Sal 89,21;Hch 13,22-23); el juicio y la salvación de las naciones, tan frecuentes en los salmos (Sal 9,9;96,13;98,9;Sal 67,3;98,3), aparecen también en los Hechos (17,31;28,28); la comunidad que de antiguo adquiriste (Sal 74,2) es ahora la Iglesia de Dios, adquirida con la sangre de su propio hijo (Hch 20,28).
6. En las cartas de Pablo, el mensaje de la justificación se apoya en los salmos: por el evangelio se revela la justicia de Dios (Rm 1,16s;Sal 98,2), para salvación del que cree, del judío y también del griego (Rm 1,16;Sal 98,9); la ira de Dios denuncia la impiedad, injusticia e idolatría de los hombres: Cambiaron su gloria por la imagen de un becerro (Rm 1,23;Sal 106,20); el pecado es universal: Dios es veraz y todo hombre es mentiroso (Rm 3,4;Sal 116,11); se dice también: Para que aparezca tu justicia cuando hablas (Sal 51,6; en Rm 3,10ss se cita Sal 5,10;14,1ss;140,4; y en Rm 3,18,Sal 36,2), ante tí ningún viviente es justo (Rm 3,20;Sal 143,2); sin embargo, el reconocimiento del pecado obtiene su perdón (Rm 4,7s;Sal 32,1s); la palabra de Cristo se difunde por todas partes: Por toda la tierra se ha difundido su voz (Rm 10,18;Sal 19,5); la respuesta es la alabanza de los gentiles (Rm 15,9.11;Sal 18,50 y 117,1); en cuanto a los judíos, Dios no ha rechazado a su pueblo (Rm 11,1s;Sal 94,14), pero ahora los cristianos son el Israel de Dios (Ga 6,16;Sal 125,5), ellos cargan con la cruz, como ovejas de matadero (Rm 8,36;Sal 44,23).
7. Cuando Pablo dice que la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios cita el salmo 94: El Señor conoce cuán vanos son los pensamientos del hombre (1 Co 3,20;Sal 94,11); cuando denuncia la idolatría de los banquetes sagrados de los gentiles, cita el salmo 106: se mezclaron con las gentes, aprendieron sus prácticas (1 Co 10,20;106,35-39); la libertad que nos viene del Señor, de quien es la tierra y cuanto hay en ella (1 Co 10,26;Sal 24,1), es limitada por la responsabilidad fraterna (1 Co 10,28); aludiendo al espíritu de fe recibido, cita Pablo el salmo 116: Creí, por eso hablé (2 Co 4,13;Sal 116,10); refiriéndose a la comunicación de bienes, aparece el salmo 112: Repartió a manos llenas, dio a los pobres (2 Co 9,9;Sal 112,9); cuando habla de la gracia repartida según la medida del don de Cristo y de su dimensión cósmica, cita el salmo 68: Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres (Ef 4,8ss;Sal 68,19).
8. En la Carta a los hebreos, se proclama con salmos la dignidad del Hijo: Hijo mío eres tú (Hb 1,5;Sal 2,7), por encima de los ángeles (Hb 1,7;Sal 104,4), Tu trono, oh Dios, por los siglos de los siglos (Hb 1,8;45,7), no tienen fin tus años ;Hb 1,12;Sal 102,28); se ve cumplido en Jesús el salmo 110: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha (Hb 1,13;Sal 110,1); también se ve cumplido el salmo 8: Todo lo sometiste bajo sus pies (Hb 2,8;Sal 8,7); lo que importa es escuchar hoy su voz (Hb 3,7;Sal 95,7), cumplir la voluntad de Dios: No quisiste sacrificios ni holocaustos (Hb 10,5-9;Sal 40,7-9), ofrecer a Dios un sacrificio de alabanza (Hb 13,15;Sal 50,14.23).
9. En la primera Carta de Pedro se acude a los salmos, cuando se invoca a Dios como Padre (1 P 1,17;Sal 89,27), cuando se gusta la bondad de Dios (1 P 2,3;Sal 34,9), cuando se aconsejan reglas de vida (1 P 3,10;Sal 34,13ss), cuando se recuerda que somos extranjeros y forasteros (1 P 2,11;Sal 39,13), cuando se invita a confiar en Dios (1 P 5,7;Sal 55,23); en la segunda Carta de Pedro la relativización del tiempo que se hace en el salmo 90 sirve para explicar el retraso de Dios (2 P 3,8;Sal 90,4).
10. Finalmente, en el Apocalipsis con salmos se presenta a Cristo como el Primogénito y el Príncipe de los Reyes de la tierra (Ap 1,5;Sal 89,28), se anuncia que él sondea los corazones y los riñones (Ap 2,23;Sal 7,10), se espera que ante él se postren todas las naciones (Ap 15,4;Sal 86,9), él apacentará a los elegidos de Dios (Ap 7,17;Sal 23,2), la copa de la ira la beberán los poderes enemigos (Ap 14,10;Sal 75,9;Ap 16,4;Sal 78,44 y 79,3), grandes y maravillosas son las obras de Dios, justos son sus juicios (Ap 15,3;16,5;Sal 145,17), los justos contemplarán su rostro (Ap 22,4;Sal 17,15;42,3).
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