Ya quisiera yo, Señor, un martillo como el de san José
que, en lugar de dar golpes, supiera comprender.
San-Jose-150x150.jpgYa quisiera yo, Señor, un cepillo como el de san José,
para pulir mi carácter y sonreír sin nada que temer.
Ya quisiera yo, Señor, un taller lleno de virutas como el de san José,
donde todos quepan y el mundo aparezca, por momentos, al revés.
Ya quisiera yo, Señor, un trozo de madera como la de san José,
para que a nadie le falte una mesa, una silla
o un lugar donde reposar los pies.
Ya quisiera yo, Señor, un metro como el de san José,
medir las cosas buenas que me rodean
y cantar a papá y a mamá un olé, olé.
Ya quisiera yo, Señor…
Fernando Cordero Morales ss.cc.
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