A veces, cuando se forma a los alumnos de pedagogía se hace tal distinción entre la clase de religión y la catequesis, que parece que en la clase de religión no se pudiera transmitir ninguna vivencia cristiana y debe reducirse exclusivamente a transmisión de "conceptos".
Antes de poder continuar con nuestro propósito de incentivar las salidas culturales durante la clase de religión, es necesario "desfacer este entuerto" (como diría el Quijote).
Quiero mostraros una página web interesante, en la que he descubierto muchas cosas buenas: Página "Aula reli"
En esta página, llegué a una nota del Vaticano sobre la enseñanza de la religión. En este documento (Carta circular 520/2009 a los eminentísimos y excelentísimos presidentes de las conferencias episcopales sobre la enseñanza de la religión en la escuela) se dice expresamente:
"17. La enseñanza escolar de la religión se encuadra en la misión evangelizadora de la Iglesia. Es diferente y complementaria a la catequesis en la parroquia y a otras actividades, como la educación cristiana familiar o las iniciativas de formación permanente de los fieles. Además del diferente ámbito donde cada una es impartida, son diferentes las finalidades que se proponen: la catequesis se propone promover la adhesión personal a Cristo y la maduración de la vida cristiana en sus diferentes aspectos (Cf. Congregación para el Clero, Directorio general para la catequesis [DGC], 15 de agosto de 1997, nn. 80‐87); la enseñanza escolar de la religión transmite a los alumnos los conocimientos sobre la identidad del cristianismo y de la vida cristiana.
Además, el Papa Benedicto XVI, hablando a los docentes de religión, ha indicado la exigencia de "ensanchar los espacios de nuestra racionalidad, volver a abrirla a las grandes cuestiones de la verdad y del bien, conjugar entre sí la teología, la filosofía y las ciencias, respetando plenamente sus métodos propios y su recíproca autonomía, pero siendo también conscientes de su unidad intrínseca.
En efecto, la dimensión religiosa, es intrínseca al hecho cultural, contribuye a la formación global de la persona y permite transformar el conocimiento en sabiduría de vida.” A la consecución de tal fin contribuye la enseñanza de la religión católica, con la cual “la escuela y la sociedad se enriquecen con verdaderos laboratorios de cultura y de humanidad, en los cuales, descifrando la aportación significativa del cristianismo, se capacita a la persona para descubrir el bien y para crecer en la responsabilidad; para buscar el intercambio, afinar el sentido crítico y aprovechar los dones del pasado a fin de comprender mejor el presente y proyectarse conscientemente hacia el futuro” (Discurso a los docentes de religión católica, 25 de abril de 2009).
Además, el Papa Benedicto XVI, hablando a los docentes de religión, ha indicado la exigencia de "ensanchar los espacios de nuestra racionalidad, volver a abrirla a las grandes cuestiones de la verdad y del bien, conjugar entre sí la teología, la filosofía y las ciencias, respetando plenamente sus métodos propios y su recíproca autonomía, pero siendo también conscientes de su unidad intrínseca.
En efecto, la dimensión religiosa, es intrínseca al hecho cultural, contribuye a la formación global de la persona y permite transformar el conocimiento en sabiduría de vida.” A la consecución de tal fin contribuye la enseñanza de la religión católica, con la cual “la escuela y la sociedad se enriquecen con verdaderos laboratorios de cultura y de humanidad, en los cuales, descifrando la aportación significativa del cristianismo, se capacita a la persona para descubrir el bien y para crecer en la responsabilidad; para buscar el intercambio, afinar el sentido crítico y aprovechar los dones del pasado a fin de comprender mejor el presente y proyectarse conscientemente hacia el futuro” (Discurso a los docentes de religión católica, 25 de abril de 2009).
18. La especificidad de esta enseñanza no disminuye su naturaleza de disciplina escolástica; al contrario, el mantenimiento de ese status es una condición de eficacia: “es necesario que la enseñanza religiosa escolar aparezca como disciplina escolar, con la misma exigencia de sistematicidad y rigor que las demás materias. Ha de presentar el mensaje y acontecimiento cristiano con la misma seriedad y profundidad con que las demás disciplinas presentan sus saberes. No se sitúa, sin embargo, junto a ellas como algo accesorio, sino en un necesario diálogo interdisciplinario” (DGC 73)"
En este documento queda claro que no se reduce a transmitir conceptos, sino que un profesor de religión debe mostrar la identidad de la Iglesia y de la vida cristiana. Además, con un afán evangelizador, aunque no forcemos voluntades porque el fin de la clase de religión no es captar adhesiones a Cristo. Este tampoco es un fin de la catequesis. La catequesis es una formación para el que ya se ha convertido a Cristo.
Como en cualquier otra disciplina escolástica, es necesario que la asignatura de religión integre toda la personalidad del alumno. Tratamos de formar personas, no de adiestrar cerebros. En todo proceso formativo es necesario incluir todos los métodos que nos ayuden no sólo a transmitir conceptos, sino a desarrollar una vida y un pensamiento propio, suscitando el entusiasmo por la asignatura.
Es necesario, romper cíclicamente la monotonía de las clases para poder aprender y estimular a los alumnos de otro modo. Un ejemplo: un profesor puede insistir mil veces a sus alumnos de que la cultura española ha sido influida notablemente por la fe católica, que les entrará por un oído y les saldrá por el otro. Ahora, si les lleva a la exposición de las Edades del Hombre o a un museo y les enseña que el arte religioso ha sido el único que ha existido en España a lo largo de 15 siglos, les entrará por los ojos. Y esta visita cultural es esencial para la clase de religión. Por eso es tan importante la clase de religión en la escuela pública, porque si no jamás entenderán su propia historia.
Incluso, llego a más. Para que un alumno se tope con el llamado "sentimiento religioso" y pueda comprender la realidad de la piedad popular, incluso me atrevería a proponer la necesidad de que en la clase de religión, como laboratorio científico, pueda acudirse a una ermita o realizar una romería, de modo que los alumnos puedan acceder a unas vivencias que de otro modo no tendrían jamás. No se trata de obligar a convertirse, se trata de suscitar una experiencia personal que suscite un interés real en la materia tratada. Del mismo modo que sería un mal profesor de matemáticas, quien no supiera "enamorar" a los alumnos con la lógica interna de los números.
Repito: el método académico que se reduzca a impartir lecciones magistrales, olvida la formación integral del alumno y la necesidad pedagógica de acceder a recursos distintos a las clases para poder desarrollar experiencias integrales para el aprendizaje de los alumnos.
¿Cómo explicar la teología católica sobre la Creación del mundo sin poder acceder a una cumbre nevada y al paisaje que se aprecia desde ahí o una playa con el sol naciendo para poder explicarles por qué la Biblia afirma "y vió Dios que era bueno"?
Por todo esto, defiendo la necesidad, no sólo la posibilidad de aprovechar algunas clases de religión par sacar a los chavales de la rutina y mostrarles la "identidad de la vida cristiana", como dice el documento que hemos analizado antes.
Muchas gracias.
Fuente: Sacerdote Católico
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Gracias, es un aporte valioso