Estamos convencidos de que nuestro tiempo necesita historias. Narraciones que nos ayuden a tomar conciencia y que, a medida que son narradas, nos ofrezcan pistas para interpretarnos, conocernos mejor y hacer posible el cambio. Estos relatos pueden ser vehículos hacia los valores (en esta línea va la obra de Josep Otón, Relatos con vivencia) o camino hacia el encuentro con el Otro (como ocurre en la obra que aquí presentamos).
El obispo auxiliar de Oviedo, Raúl Berzosa, es el autor de una de las novedades que estamos distribuyendo en estos días: Donde el Viento y el Espíritu hablan. Parábola de luz y libertad para despertar. Como indica el subtítulo es una "parábola" que busca abrir horizontes y despertar la esperanza. No requiere interpretación sino que busca que el lector se reconozca en la narración que nos presenta D. Raúl y que sepa descubrir la presencia de ese otro que nos habita.
Prólogo de la obra por Raúl Berzosa
"Durante muchos años, en mi infancia y juventud, no recuerdo haberme dormido sin, previamente, haber escuchado o leído un relato, una parábola o un cuento.
Un día, llegada la adolescencia, intuí que los cuentos no se correspondían ya con la realidad. No enseñaban, por ejemplo, por qué nos empeñamos en crear el mito del hombre que-no-es, o por qué las cosas son como son y no pueden cambiar o, sobre todo, por qué se silencia y oculta tan repetidamente el Misterio y a ese Otro, cercano y a la vez más allá de todo, que sustenta desde siempre nuestras vidas y a quien hay que descubrir desde la vida y para la Vida.
En mi juventud, anduve buscando nuevos narradores y nuevos relatos. Descubrí, como expresa el poeta León Felipe, que "La cuna del hombre la mecen con cuentos, que el miedo del hombre inventó todos los cuentos y que los huesos del hombre los entierran con cuentos". Descubrí, en una palabra, que los cuentos se mezclan con ideologías. Y que las ideologías matan los cuentos más bellos. Porque en las ideologías se sigue silenciando el Misterio y que quien le da sentido. Hasta que un día yo mismo me encontré narrando mi propio cuento. Sin esperarlo, me habían hablando el Viento, la Luz y el Espíritu. Entonces gusté la diferencia.
Cuando se me donó este Gran Relato, el primigenio, me envolvió la sensación de que todos los demás quedaban cortos. No era un cuento más. No era solo una parábola. Era la vida misma la que desvelaba su gran secreto. Antes, tuve que adentrarme en el desierto para que, conjuntamente, el Viento, el Hijo de la Luz y el Espíritu pudieran hablarme.[...]
Donde el Viento y el Espíritu habla
n es, sobre todo, un gran relato de vida; dejó de ser ficción para convertirse sencillamente en realidad encarnada. Es una parábola que comencé a narrarme, y a narrar a otros, en mi juventud y que hoy recojo, una vez más, como fruto de mayor madurez; consciente nuevamente de lo subrayado pro León Felipe: los escritos son como la masa en manos del panadero; una y otra vez, en cada etapa existencial, se vuelve sobre ellos".el Viento y el Espíritu hablan
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